La agrupación folclórica Imoque, de Adeje, celebró recientemente su primer festival, que sirvió para la "presentación en sociedad" del colectivo, creado a comienzos del año pasado. El acto tuvo lugar en la plaza y el entorno de la ermita de San Sebastián. Fieles a su estilo, los miembros del colectivo recibieron a los espectadores con una escenificación de diferentes "postales históricas", desde un grupo de aborígenes hasta la trilla en una era con un burro; el pastoreo o las mujeres que lavaban y torcían la ropa a mano, así como los pescadores que preparaban sus redes. Al final, una parte del colectivo trasladó al escenario dichas "estampas". Tras ese recibimiento y que sienta uno de los principios del grupo, la combinación del folclore musical con la recreación de costumbres de los mayores, tuvo lugar el "apadrinamiento musical" de Imoque por parte del brillante timplista majorero Domingo Rodríguez Oramas "El Colorao", que acababa de recibir la Medalla de Oro de Canarias la noche anterior en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife. La primera actuación estuvo protagonizada por la parranda Arboneo, del municipio de El Tanque, y el cuerpo de baile de la agrupación El Miradero, de Icod de los Vinos, que subieron al escenario con una cuidada y acertada vestimenta de finales del siglo XIX y principios del XX. Posteriormente, actuó la agrupación folclórica Tetir, de Fuerteventura, que participó en el festival gracias a la aportación del Cabildo majorero. Los bailadores, tocadores y cantadores del grupo de Puerto del Rosario actuaron con trajes de comienzos del pasado siglo. Los anfitriones accedieron al escenario con una "vistosa" vestimenta del siglo XVIII y comienzos del XIX de las diferentes islas. Bajo la dirección de Roberto Melo en el baile y Rayco Rodríguez en la parranda, las piezas interpretadas por Imoque fueron el Tajaraste de Teno Alto, las malagueñas de Tenerife, folías de Tenerife, el tanganillo, Santo Domingo y jajaraste, berlina del Escobonal y seguidillas y saltonas. Al final, los tres cuerpos de baile, la parranda de Imoque y varios solistas de los otros dos grupos ofrecieron al público una última isa, que permitió que el festival acabara como una verdadera fiesta.