En los últimos años, y fundamentalmente durante las corporaciones dirigidas por socialistas, se ha producido un deterioro grave de la ciudad del Puerto de la Cruz. Puede decirse que el actual alcalde, Marcos Brito (CC), se ha pasado muchos años solucionando los entuertos económicos que le han dejado las corporaciones socialistas.

Pero actualmente el Puerto de la Cruz es una ciudad con un comercio paupérrimo, poca o nula oferta turística de calidad y, sobre todo, una ciudad desanimada. l portuense sabe que el puerto deportivo, pesquero y comercial es una quimera y no hay noticias con fundamento que permitan asegurar que se va a hacer realidad. Sólo promesas y más promesas y luego, nada.

Ni siquiera se ha empezado a acometer el Plan del Casco, que iba a ser costeado en parte por el fracasado Consorcio de Turismo y que había sido encargado -aunque no pagado- a la arquitecta María Luisa Cerrillos, que fue la afortunada autora del Plan del Casco lagunero.

Por cierto, que ahora el estudio de Juan Manuel Palerm y Leopoldo Tabares quiere sustituir a la defenestrada Cerrillos en la ciudad de Aguere. Se han celebrado ya varias reuniones privadas entre los arquitectos, el alcalde Clavijo y su alter ego, José Alberto Díaz, concejal lagunero.

Pero hablábamos del Puerto de la Cruz, donde cualquier obra que se intente es un lío porque hay una absurda contestación vecinal muy fuerte, una especie de otro "no a todo", que se quiere cargar desde el derribo de un muro que era un meadero -el de San Telmo- hasta cualquier iniciativa que redunde en beneficio del Puerto.

He de decir aquí que, como es típico en los pueblos marineros, la maledicencia, la mala idea, el rumor interesado y la falta de conciencia ciudadana y de cultura se carga sin piedad cualquier iniciativa que redunde en beneficio de los ciudadanos de este Puerto de la Cruz, que parece abocado a ir proa al marisco.

Por todo ello mostramos nuestra grave preocupación por el deterioro de esta ciudad, donde nadie quiere invertir, los alojamientos se han quedado viejos, recibe un turismo paupérrimo, el ocio se ha terminado muriendo y aquello está fatal. n el comercio no se venden sino loros de colores, las tiendas no se renuevan y parecen antediluvianas, con alguna excepción, y el paro es rampante. Sobre todo el paro juvenil.

¿Qué hacer? Cuando se creó el Consorcio de Turismo (en el que participan el Ayuntamiento, el Cabildo, el Gobierno de Canarias y el stado) parecía que iba a haber un cambio. Pero el Consorcio no hace nada, está sin ideas y el Puerto se muere lentamente. Lástima, pero es así.