Uno de los servicios que funciona bien en este país es Correos, que se ha adaptado como nadie a los tiempos. Incluso los carteros ejercen casi de notarios, con sus máquinas que dan fe automática de las entregas y la presunción de certeza de la palabra del propio cartero.

Ahora, con los burofaxes se acabó el telégrafo, que ha sido sustituido también por el e-mail y por las redes sociales. Por eso Correos tiene menos trabajo y lo cumple a la perfección buscando otras fuentes de ingresos: pago de recibos, oficina bancaria, paquete azul, servicio de filatelia...

No es por nada, pero cuando la oprobiosa Correos funcionaba perfectamente. Incluso podías mandar dinero en sobres y llegaba. Hoy no me atrevería yo a hacerlo, pero seguro que llega, sobre todo si la cosa está certificada. Los telegrafistas eran personas muy cultas y gozaban de gran predicamento social. Don Víctor Zurita era telegrafista; y don Tomás Calamita; y don Felipe Machado; y un montón de gente con estatus, con mucha educación y que era merecedora de respeto.

El periódico del que yo fui subdirector, en la noche de los tiempos, tenía trabajando allí a muchos telegrafistas como teclistas. Y eran personas muy cultas, que corregían a los redactores y opinaban sobre su sintaxis y aclaraban dudas. Daba gusto trabajar con ellos.

Correos bajó mucho en los comienzos de la democracia: huelgas, personal changa, mucho chiquilicuatre. Pero ahora, desde hace algunos años, ha vuelto por sus fueros: instalaciones excelentes, todo muy organizado, los envíos llegan puntualmente y en Correos resuelves muchos problemas. Cuando un servicio público funciona bien da gusto elogiarlo. Ahora Correos, que ganó dinero en el pasado ejercicio, se expande. Pretende alquilar o comprar un inmueble nuevo, en la avenida 3 de Mayo, para ampliar las varias oficinas que tiene en Santa Cruz y prestar al ciudadano aún mejor servicio. A mí la oficina más cómoda me parece que es la de El Corte Inglés: paras en la puerta del aparcamiento y ya estás en Correos resolviendo un recibo o un paquete.

El Servicio Filatélico de Correos es algo muy interesante para los coleccionistas. Te abonas y te envían todos los sellos de España y de Andorra, además de preciosos álbumes con colecciones temáticas. Y al final de cada año, allá por noviembre, te remiten un álbum con todas las series que han aparecido este año. Por menos de 100 euros.

Ya digo, todo ha cambiado en Correos, para mejor: más puntualidad, mejor servicio y a la altura de los mejores "Post" de Europa, como el británico o el francés.