Viajar en avión se ha convertido en algo extremadamente incómodo. Las medidas de seguridad, necesarias desde luego, son capaces de poner de mal humor al pasajero y por eso hay que planificar cada vez más lo que uno lleva en la mano y lo que factura.

Antes era muy cómodo viajar con equipaje de mano solamente. Pero esto está descartado. El equipaje de mano te impide llevar líquidos en él, los ordenadores hay que pasarlos por los escáneres en bandejas aparte y ahora te obligan a encender el aparato, para que el servicio de seguridad compruebe que no es un ingenio mortífero. La obsesión por la seguridad alcanza su paroxismo en los Estados Unidos, donde las medidas se desbordan por miedo a un atentado terrorista. Viajar a este país, o dentro de él, en avión, se ha convertido en una odisea.

El equipaje de mano está muy bien para una emergencia, por si se te pierde la maleta, sobre todo en los viajes largos. Es preciso llevar en él líquidos en la proporción autorizada y objetos que no despierten la sospecha de los seguritas, para que no te obliguen a abrir la maleta cada dos por tres. Aunque ya es muy difícil que algo no les sea sospechoso a los encargados de la seguridad. Te la mandan a abrir muchas veces.

Lo demás, al equipaje facturado. Tardas un poco más en abandonar el aeropuerto, corres el riesgo de que te pierdan la maleta y de que aparezca una semana después o no aparezca, pero vale la pena. Últimamente, en el aeropuerto de Madrid han desaparecido aparatos electrónicos que viajaban en las maletas facturadas. Y es que en este país sigue habiendo mucho chorizo.

Viajar en avión ya no es lo de antes. Las aeronaves son muy incómodas, aunque parece que la tendencia es a aumentar los espacios entre sillones en la cabina de pasajeros. Una buena noticia es que, por un módico precio, Ryanair va a establecer la clase bussiness, de la que abusan en sus precios otras compañías como Air Europa e Iberia. Si Ryanair toma finalmente esta medida le va a traer muchos beneficios. Y a las otras compañías algunas dificultades. Ya lo verán.

Una buena medida es dificultar el robo a los delincuentes. Forrar la maleta con plásticos es más seguro, aunque también un coñazo quitarle el plástico en el aeropuerto de destino. Cualquier medida que dificulte la intervención de los chorizos se hace conveniente.

Pero viajar en avión se ha convertido en algo extremadamente incómodo, pesado y cansado. Le cansan a uno más las medidas de seguridad que el propio viaje. Que todo sea por la seguridad.