La ciudad está sucia y puede que la culpa no la tengan los servicios de limpieza sino la actitud incívica de los ciudadanos. La Policía Municipal tendría que emplearse a fondo contra los que tiran la basura fuera de los contenedores, contra los que lanzan chicles y colillas en la calle y contra los que desprecian la belleza de la urbe en la que viven. Cuando se impongan multas ejemplares los ciudadanos tendrán más respeto.

Qué lindo está Santa Cruz. Lo del barranco de Santos, la formidable y desconocida obra de Miguel Zerolo, no tiene nombre cómo la tienen. Han pintarrajeado todo: costosos muros de piedra, el hierro de los puentes y hasta una especie de monolito que construyeron junto a los Greco.

Si quieren detalles, la plaza de la trasera del antiguo Hospital Militar la pintan un día sí y otro también. Unas veces los grafiteros y otras los operarios municipales para borrar los grafitis. Lo de esta plaza, que construyó el Cabildo, es para meter en el talego, sin juicio previo, a quien la diseñó. La entrada peatonal del garaje del Centro Socio Sanitario, con ascensor incluido, la ubicaron justo en el lado contrario, de tal manera que los usuarios tienen que dar un rodeo para entrar o salir. Y, además, la entrada de este aparcamiento la ubicaron al final de la llamada calle Sin Salida, quitándole luz. Tal vez los muy rebenques lo hicieron por eso.

La señora que todos los días echa arroz en las alcantarillas para que se alimenten las ratas dicen que ha pagado sus multas, pero si es reincidente ya no sería una cuestión de multas, sino de algo más grave. Se trata de una antigua funcionaria municipal, que alimenta a las palomas y a las ratas porque cree que va a llegar el fin del mundo. Oiga, ya está bien de locuras, hombre. Esta señora no está bien de la cabeza y debe recibir asistencia médica y, sobre todo, hay que apartarla de las alcantarillas. Que eche el arroz en el "Febles Campos", que allí no hay ni ratas ni palomas.

Qué lindo está Santa Cruz. Echo de menos los tiempos de Evenanceo y sus versos, que enviaba al periódico "La Tarde", dedicados a su amada Lorenza: "Langosta morisca/eres mala y arisca". Echo de menos aquellos personajes raros y tranquilos: Pedrín, Satán, La Pepa, Carmita, que no hacían daño a nadie ni alimentaban a las ratas. Algunos vendían periódicos. En fin.

A mí me gustaba más el Santa Cruz de don Leoncio Rodríguez, de don Víctor Zurita Soler, el Santa Cruz de los paseos y de las tertulias, el Santa Cruz irrecuperable de la tarde que se iba con cadencia de palmeras.