El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tiene gente muy lista en sus filas. Reciben sus miembros un buen entrenamiento y disponen de aparatos sofisticados de espionaje. En su centro de Madrid trabajan civiles, militares y gente que habla muchos idiomas. Muchos de ellos no son españoles de origen, aunque supongo que habrán recibido la nacionalidad.

El CNI vale para todo y casi nunca responde a las críticas, sino que las mira por encima del hombro. El acojonamiento que sufren los Pujol y cuya supuesta mamandurria salió a la luz un día antes de la entrevista Rajoy-Mas fue orquestado por el CNI, que rescató papeles andorranos y de otras partes. El CNI lo sabe todo y luego va filtrando a la Policía y a la Guardia Civil, que también lo saben todo.

Quien gobierna tiene el poder. Hoy, los dirigentes catalanes son marionetas en las manos de Rajoy. Todos lo somos. Si no te mandan al CNI y a las policías, te mandan a la Agencia Tributaria, que viene a ser lo mismo. Y cuando los otros lleguen al poder, si llegan, harán lo mismo. Es la ley de la selva.

El otro día me decía un amigo periodista que había activado su móvil para llamar a una tercera persona y que en este momento escuchó la grabación de su conversación anterior. Eso es que se les fue la mano, pulsaron el botón que no era y la cagaron, porque el CNI también se equivoca.

Esto es como en la película "Casablanca": todo el mundo espía a todo el mundo, pero la cosa no es patrimonio español: han espiado a la Merkel y a todo el mundo. En España me parece que una vez desvalijaron la caja fuerte de Bárbara Rey, en donde no había sino telarañas dinerarias y unas fotos comprometedoras ustedes imaginarán de quién, que naturalmente se esfumaron. No quedó ni rastro de ellas. ¿El CNI? Puede ser. ¿Y quién, si no?

En realidad, todos vivimos peligrosamente, unos más y otros menos. Los agentes del CNI son muy educados e incluso te dan su tarjeta: "Dolores Tal, analista del Centro Nacional de Inteligencia". Aquí se llaman analistas, porque a la mínima te hacen un análisis de sangre. Los polis americanos, cuando te van a visitar a tu casa para recabar información, te dan la tarjeta para que los llames a la mínima: "Sargento Pink Floyd. Brigada de Homicidios". Y así.

El CNI lo sabe todo de nosotros y también Montoro, que tiene cara de espía de la Segunda Guerra Mundial. De espía doble. En fin, no se corten, que la vida es bella.