La Vuelta Ciclista a la Isla de Tenerife ofrece momentos para enmarcar. El esfuerzo del ciclista en su lucha por llegar a la meta es uno de ellos. La lucha individual contra el crono convierte a este deporte en uno de los más sacrificados y al tiempo apasionantes.

El ciclismo enamora, de manera especial cuando lo disfrutas subido a una bici y formando parte de la "serpiente multicolor".

Esas sensaciones se multiplican cuando en la prueba reina del pedal canario asumes el privilegio de pedalear entre los verdes montes de la Isla, al tiempo que observas la majestuosidad del Teide.

Las imágenes que ilustran este artículo siempre causan impresión y hacen que el deportista sienta una especie de sensación que se convierte en inyección de moral para sacar fuerzas de donde casi no las hay.

Rodar con el Teide de testigo de excepción es el premio a tanto sacrificio.