Existe, sobre todo entre los partidos, pero también entre los particulares, una especie de obsesión por dirimir cualquier cuita en un juzgado. Y desde la aparición de la Fiscalía Anticorrupción esa obsesión ha crecido. l país se nos llena de testigos protegidos, muchos de los cuales -como ocurrió con alguno en el caso Las Teresitas- no son sino oportunistas y mentirosos, que tiran barro a la pared e intentan engañar a los jueces para saciar su exceso de protagonismo.

spaña lleva años judicializando su vida, casi desde que murió Franco. l dictador nos mandaba la Brigada Político Social, que no judicializaba nada sino que daba cueradas; y cuando murió el sátrapa pues aparecieron los juzgados para todo; y ya en la época del inefable López Aguilar -el peor ministro de Justicia de la democracia-, las fiscalías anticorrupción.

No es bueno que nuestra vida la dirija un juzgado o un juez. ste pueblo tiene que ser más sensato y más moderno, sobre todo porque cuando un asunto entra en los juzgados uno nunca sabe hasta dónde se puede complicar. Puede salir condenado hasta el juez, como le ocurrió a Garzón, por meterse en camisas de once varas.

Un juzgado se tiene que utilizar para dirimir cuitas importantes, no para chorradas. Los partidos los utilizan para hacer campaña electoral y los jueces, con un gran afán de protagonismo algunos de ellos, pican. Garzón quiso ser juez y parte y la cagó. Quiso ser político y lo fue; quiso ser ministro y no lo fue. Se cabreó y montó notables pifostios judiciales, algunos de ellos con mucho ruido y pocas nueces. Lo mismo le ocurre a algunos otros jueces estrella.

Ya digo que en spaña hay una terrible obsesión judicial, que se traduce en meter en los juzgados asuntos políticos que no resisten un análisis. Utilizan la justicia sin pudor para hacer política y les da igual; les importa un pito paralizarla con chorradas.

Y llevamos, ya digo, muchos años en ese plan y nada cambia con el paso de los años, sino que se recrudece peligrosamente. O hay muchos chorizos en este país o la sensación de que la Justicia es utilizada es real; o acabaremos no creyendo en ella, por reiteración. Yo tengo un amigo que dice siempre que él no cree en la Justicia divina, ¿cómo va a creer en la Justicia de los hombres? Pues ya ven, yo creo que tiene mucha razón.

stas son modas que cambian, pero tardan muchísimo. A lo mejor no veremos el cambio de tendencia, pero este país se ha vuelto insoportable y la información judicial también.