"Quiero cantar de nuevo y caminar... y celebrar mi libertad". Esta estrofa de la mítica canción del salsero puertorriqueño Frankie Ruiz resonó con más fuerza que nunca el pasado miércoles en un lugar donde la letra del tema "Mi libertad" adquiere toda su dimensión, que es mucha: e l centro penitenciario Tenerife II.

La agrupación músico-cultural Salsa Canaria, más conocida como S&C, en colaboración con el educador Lorenzo Remón y junto a la murga Los Jocikudos, ofreció el pasado 1 de octubre, con motivo de las fiestas de la Merced, un concierto histórico, ya que es la primera vez en Europa que una banda al completo de este género musical latino se presenta en un centro así.

La expectación fue máxima y el teatro de la cárcel estaba desde varios minutos antes del inicio abarrotado de internos que querían disfrutar de S&C y recordar una música que les trasladó, dentro de su pena, a su infancia, su esquina, su barrio, sus amigos, sus amores... En definitiva, su vida sin el terrible límite de los barrotes.

El inicio fue de cierto tanteo, tanto por parte de la orquesta, como de los presos, pero la química fue fluyendo poco a poco, canción a canción hasta llegar a un feeling especial. S&C mostró los temas de su ultimo trabajo discográfico "What Happens?" como "Chona", "Ni socio", "Vacío" "Luz y oscuridad" o "Son y salsa".

El líder de la banda, el talentoso percusionista Iván Cacú Moreno, interactuó con el auditorio hasta llegar al clímax cuando, llegado el ecuador del evento, le preguntó qué querían oír.

Entonces, con "Mi libertad" llegó la magia con los internos emocionados cantando con la orquesta.

Después de hora y media de concierto, plena de recuerdos, emociones y, sobre todo, música salsa, S&C se despidió del recinto con uno de los temas salseros por excelencia en Canarias, el "Mojo picón" de Caco Senante, tema que también versionan en su trabajo más reciente.

Los internos fueron desfilando hacia sus celdas entre los aplausos de unos y otros, con la agrupación salsera de pie al frente de la tarima como tributo de respeto a cada uno de los internos de los respectivos módulos.

La actividad quedará marcada en la memoria de músicos, presos, trabajadores sociales y educadores, al margen de que haya sido la primera vez en Europa que un centro penitenciario disfrutó en vivo de la salsa.