Parece mentira que esta sea una isla turística. Y que la industria de los coches de alquiler sin conductor no se haya puesto en pie de guerra. Cada vez están peor señalizadas nuestras carreteras y los turistas se pierden. Hay árboles que llevan años tapando las señales sin que nadie le ponga remedio. El Cabildo ha abandonado las carreteras, llenas de baches y en un estado lamentable. Y a esto hay que ponerle remedio cuanto antes.

No ocurre lo mismo en otras islas. En Gran Canaria las carreteras están muy bien señalizadas, también en Lanzarote y Fuerteventura. Pero en Tenerife, la isla que más turismo recibe, no es así.

Una de las obligaciones de las instituciones y de los ciudadanos es cuidar el territorio. Aquí muchos no se recatan a la hora de lanzar por la ventanilla del coche toda clase de desperdicios, incluso los pañales cagados del niño. No hay derecho. Luego no se recogen y se forma ese paisaje deleznable de las medianías, con cunetas llenas de basura y cruces de carreteras presididos por alfombras de resíduos. No hay derecho.

Si no cuidamos las islas estamos abocados al desastre. Yo creo en las campañas de limpieza, así que el Cabildo debería poner en marcha una, aunque no tan mala, por favor, como el spot canario de la consulta petrolífera. Es el anuncio menos convincente que he escuchado en mi vida. No así los de Repsol, mucho mejor hechos, más entrañables y más convincentes.

A ver si recuperamos la imaginación para anunciar lo que creemos justo. Y a ver si nos esmeramos en mantener nuestra tierra a salvo de la suciedad. No hay nada que los turistas valoren más que la limpieza del paisaje. Cuando todo el mundo se conciencia con el medio ambiente no vayamos a ser nosotros los que incumplamos los preceptos mínimos para su conservación.

Tenerife, isla limpia. Este fue el día el slogan. Hay otros. Y siempre dieron resultado. Así que un dinero bien gastado es el que promociona la limpieza de nuestro territorio, de la tierra que disfrutamos y que ofrecemos a los visitantes para que ella la disfruten también.

Es sólo poner un poco de buena voluntad. Hay gente sin cultura a la que le da igual tirar los orines por la ventana. Pero, no, hombre, eso no. Vamos a meter el pañal del niño en una bolsita hasta que lleguemos a casa, a recoger las gracias de los perros y a limpiar la fachada de nuestra vivienda para ayudar a la autoridad a mantener impoluta nuestra tierra. Parece tan fácil y realmente lo es.