El otro día se decía en este periódico que quién va a querer meterse en política si es tan difícil cumplir la maraña de leyes existente y no caer en algún delito que uno ignora. ¿Qué alcalde no ha recibido una recomendación de enchufar a alguien que lo está pasando mal, o a un pariente del amigo en el paro? ¿Qué partido político es capaz de dar la espalda a los afiliados pudiéndolos contratar para desempeñar tareas laborales en un Ayuntamiento? ¿Se puede llamar corrupción a todo esto? El dos veces alcalde de Jerez, , aquel que dijo que la justicia era un cachondeo, y fue imputado y absuelto por ello, ha sido condenado a varios años de cárcel, no sé si a cinco, por enchufar a dos individuos en el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, siendo alcalde o concejal, que no recuerdo bien. En La Laguna, un alcalde y dos concejalas han sido imputados por delitos graves que en tiempos pasados ni siquiera se consideraban como tales. Se defenderán, pero ahí están las imputaciones, durísimas, por parte de un juez. Estas imputaciones, además, pueden tener consecuencias electorales muy graves si CC aplica sus propios códigos éticos. A Miguel Zerolo lo condenó el Supremo por autorizar unas obras urgentes en una dependencia municipal, con los informes jurídicos preceptivos y los reparos del interventor, y no guardar los procedimientos que las normas dictan. No por mamarse un euro, sino por autorizar una obra que era realmente urgente, porque la otra dependencia que se quería sustituir se estaba cayendo sobre la cabeza de los funcionarios. Los alcaldes están vendidos con la legislación al uso. Pueden ocurrir dos cosas: que esas normas se flexibilicen para poder gobernar; o que los alcaldes no hagan nada y sean esclavos de los funcionarios y de los del "no a todo". Terrible panorama municipal el que nos espera. Los peligros del poder son muchos en estos tiempos. Y más en un marco como el actual en España, en el que la sospecha de mamandurria se cierne sobre la clase política, desde luego mayoritariamente honrada. Y no al revés. Es triste que tengamos que vivir en un país así. Esta situación no va durar mucho porque las cosas en España nunca duran mucho, pero sí tenemos folklore para rato. Para Rato, para Bárcenas, para los del ERE, para las derivaciones provinciales y para los alcaldes y ediles, que están cayendo como moscas. Son los nuevos peligros del poder, que están agarrotando a quienes mantienen responsabilidades políticas. Están asustados, pensando que mañana el telediario puede abrir con uno de ellos. ¿Hasta cuándo? Repito que en España las modas no duran mucho. Pronto se aplacarán estos nervios. Pero mientras tanto, a sufrir.