Ochenta policías locales mantiene en plantilla el Puerto de la Cruz. Pero se han de mover andando. Tienen tres coches operativos y dos motos. Lo demás, chatarra para ser subastada. Pero lo más grave es que la ciudad no tiene dinero para comprar coches y dotar a su Policía de movilidad. Parece mentira cómo ha caído este pueblo. Su enfermedad crónica no la arregla ni el médico chino. Y lo peor es que , su nueva alcaldesa, no tendrá tiempo de desarrollar sus brillantes ideas porque el mandato se le acaba en mayo, tras el último domingo de ese mes, día de la madre de todas las batallas. Ya saben que Sandra lo primero que hizo al acceder al cargo fue cambiar el mobiliario de su despacho, como si hubiera llegado a la Casa Blanca. No quería, por lo que se ve, rastros de su amigo Marcos Brito, su mentor, el que la puso ahí y la hizo política. Las cosas se olvidan pronto. Sandra dijo: "Marcos era Marcos y yo soy Sandra". Eso no se lo quita nadie, claro. Marcos ya no está, ahora está ella. Y el Puerto sigue bellísimo y arruinado, como siempre. Marcos sacaba dinero de debajo de las piedras para pagar la nómina. Socorría a los pobres de su bolsillo. Se conocía hasta la última esquina del Puerto. Era un crack, pero ya tenía 75 años y estaba cansado. Y sucumbió. Ahora han elegido a Sandra candidata, lo cual no extraña porque una buena parte del Comité Local de CC lo componen enchufados del partido. No lo digo yo, lo sabe todo el mundo. Y eso. Bueno, por fin el martes 18, o sea, pasado mañana, presento mi libro "Todos los magos son del Barça" en el Real Casino. Lo presento yo mismo porque intenté convencer a tres o cuatro amigos, pero todos me dieron esquinazo. No sé si es que impresiono o que no me soportan, ni tampoco mis textos. No quiero saberlo porque imagínense que me quedo con el disgusto. Es una broma, mis amigos sé que me quieren. Ahora, eso sí, espero que vaya al Real Casino todo el mundo. Será el martes a las 8:30. Por lo menos, con el libro se van a reír porque lo escribí para eso, para que la gente se ría un poco y se olvide de la que todavía está cayendo. Voy a llamar a los fieles que me quedan -pocos ya- para que no se pierdan la presentación, que tendrá una introducción de mi estimado doctor Muíños, presidente del Casino. Allí está ya expuesto el cartel que ideó José Carlos Gracia, autor de la portada del libro, que ha quedado genial. Espero que en primera fila esté el reconocido culé Vicente Álvarez Gil, reputado letrado tinerfeño, para hacerlo sufrir un poco. En el libro digo que todos los magos son del Barça, pero no todos los aficionados al F.C. Barcelona son unos magos irredentos; hay que saber hacer la lectura. Quiero agradecer, una vez más, al equipo de Litografía Romero; sin ellos hubiera sido imposible esta edición. El libro lo escribí a empujones; estuvo dos años a la mitad por razones familiares graves. Cuando la situación mejoró lo pude terminar en una semana, porque lo tenía en la cabeza. Lo he escrito más deprisa de lo que César González-Ruano elaboraba sus ensayos y sus novelas. He seguido su método pero sin Café Gijón ni Café Teide. Esta semana, como saben, ha estado movida, pero no voy a hablar aquí de política chunga; que se las arreglen. En Tacoronte la vida discurre en silencio. No se oye nada en mi casa, sólo el ruido de la nevera. De vez en cuando los perros ven una sombra y se lanzan hacia ella hasta que comprueban que es sombra. Me he traído a Azorín conmigo, pero no lo he abierto porque termino el relato del guardaespaldas de Fidel, muy interesante. Que ni chiquito personaje Fidel. Intento recordar lo que ha pasado en la semana y todo se me olvida, debe ser que esta edad provecta pasa ya la factura de la memoria. Tengo en cola "Doce cuentos peregrinos", de G.G.M., que ya he leído y que quiero releer. No soporto las novelas enrevesadas, ni los relatos largos. Me llama un amigo periodista para felicitarme por mis relatos de Andalucía, aquí mismo, en este periódico y mi estimado Antonio Salgado me cuenta que ha subrayado párrafos de mi artículo sobre Sevilla, que por fin he recorrido a caballo, bueno, en coche de caballos. Una verdadera gozada. Si les digo la verdad, echo de menos mis últimos días andaluces y se me han quedado muy grabados. A mi santa casi no la saco de El Rocío; ella es muy devota de la Virgen y del entorno de la Virgen. Esta vez, el paseo fue en carro de mulos por una parte del Coto de Doñana, en la ribera de la laguna. No había llovido y había poca ave migratoria picoteando en sus fangos. Mi santa me recrimina que lo cuente todo, pero es que no sería yo si no lo hiciera. "Pero así todo el mundo sabe dónde estamos en todo momento", protesta ella, infructuosamente. En fin, que ya es domingo, otra semana para atrás y nos encaminamos inexorablemente hacia la Navidad, aunque los signos externos no sean todavía muy aparentes. La crisis del comercio es terrible. El otro día, por cierto, escuché en la COPE a Ángeles Palmero, vicepresidenta de la Federación de la Construcción, una mujer sensata que reclama más inversión pública en el sector y que dice que la construcción puede volver a ser el gran motor de la economía. Yo creo que tiene razón. Ella es una luchadora y merece mucha suerte. Estuvo a punto de presidir la Cámara de Comercio, pero no quiso; era la candidata de Ignacio González, al que hace tiempo que no le doy un abrazo. En fin, que tengan un feliz domingo.