Usted no quiere leer de política. Ni que le cuente las propuestas de los partidos. Lo que quiere, en el fondo, es saber en qué malgastan el dinero público, si tiene amante, a dónde se fueron de vacaciones, el Jaguar de la Mato, los hoteles del Blesa... Y si todo eso se lo cuento de su vecino, del que vive pared con pared con usted, ¿se lo imagina? Eso ya sería la "bomba". Se mete por lo general con el periodista, siempre cree que no le cuenta la verdad, que está manipulado, pero en el fondo lo que triunfa es el chanchullo y cuantos más datos mejor. Lo que realmente le pone, por lo único que se gastaría un euro en un periódico, es por "sangre".

Sí, queridos lectores, hoy les daré de su propia medicina. Molesta, ¿no? Pues toca aguantarse. Sean sinceros: Tania Sánchez le cuela, siempre supuestamente que sino acaba uno con los huesos en el juzgado, contratos a su hermano por talleres musicales y lo que triunfa es que sea la novia del "coletas". Es más, la mayoría no sabe ni le importa que sea la diputada de Izquierda Unida. Ahora, salga a la calle y pregunte por la pareja del Pablo Iglesias y verá. Es lo que tenemos.

Y ese es el debate entre el intentar hacer un buen periodismo, trabajado, de investigación, sabiendo que te van a dar "palos" por todos lados; o tratar de llegar a la gente con la "basura" que a veces y no a pocos les gusta comer por los ojos. Que aunque sea una auténtica vergüenza, es incluso entendible que algunos colegas duden entre entrevistar a la Belén Esteban para que a mitad de la conversación te suelte un "asín", de esos que tanto gusta, o, por el contrario, optar por un Mario Vargas Llosa, por poner un "simple" ejemplo, y crecer con su exposición.

Mi jefe diría que hay espacio para todo. Y quizás tenga razón. Pero yo no soy como él. Tal vez uno haya llegado a una edad donde le cuesta agradar al lector. Una etapa de la vida donde es partidario de optar por vender calidad, por tener, como ahora, más que nunca, el mejor periódico que tuvo nuestra provincia. Con menos dinero, con falta de compañeros, con más dificultades, pero con mayor pasión. ¿Sabe?, quizás haya que dejar de mirar el EGM hasta que usted, sí usted mismo, aprenda a diferenciar lo sano de lo podrido.