Busco un tema para entablar conversación. Un simple tema para establecer un diálogo amable, lejano a la tristeza, distante a la nostalgia, que me caliente las manos y el corazón y dibuje en mí algo parecido a una sonrisa, a una mueca de complicidad con algún semejante que se halle, como yo me hallo en estos momentos, abrumado por este enero larguísimo y frío, muy frío.

Y es que no me entusiasma ver caer la lluvia tras los cristales de cualquier ventanal; ni sentir el aire gélido en mi rostro mientras encuentro algún portal tras el cual esconderme; ni me ilusiona aprovechar todos los abrigos casi sin usar que se refugian en el armario desde tiempos que ya no recuerdo; ni me agrada la idea de caminar sin dirección por las calles de este invierno que para mí es como si recién comenzara y que ya se me hace eterno y sin sentido. Debe de ser la edad. O que soy de agosto. O que simplemente estoy cansada de tanta cuesta abajo. Debe ser que mis huesos resisten cada vez peor el gris y que mis entrañas se encogen ante la falta de luz como una planta de esas que no se abren si no sienten la cercanía del sol. Debe ser que todo esto me sabe a dulce melancolía y que a mí por lo general me empalaga lo dulce.

Después están los días y las noches. Su transcurrir casi enigmático. Particulares algunos. Siempre cambiantes. Disonantes en ocasiones. Y es que por mucho que intento descifrar este pentagrama, no logro saber en qué clave está escrito, cómo se entonan sus notas, a qué debe de sonar esta melodía distante cuyo rumor me trae y me lleva como una marea que se repite. Y sueño y sueño sin parar, con los ausentes que me hablan, con los abrazos que nunca me han dado, con los animales que un día coincidieron conmigo, incluso con sobrevolar este paisaje disfrazado de invierno del que hoy me siento extrañamente presa y fugitiva al mismo tiempo.

Y vuelvo a empezar... busco un tema amable, que dibuje en mí algo parecido a una sonrisa, a una mueca de complicidad con algún semejante que se halle, como yo, abrumado por este enero larguísimo y frío. Muy frío.

<>* Redactora de EL DÍA