jalá hoy, nada más abrir los ojos -esos ojos cuyo asombro has de resguardar del olvido- te regalaras un hermoso nombre para el porvenir que llega. jalá tus párpados determinantes despejaran esta misma mañana las espesas membranas de otro día más que se sucede sin risa y pusieran en orden y a salvo tus íntimos paisajes, aquellos que te han ido construyendo como eres y que ahora se suceden invisibles por el retrovisor de tu vida. Porque -ya lo sé- estás cansada, agotada, vencida. Porque has apostado y perdido una y mil veces en la misma partida. Porque te acuestas y no recuerdas tus sueños, y crees que no los tienes, que se te han extraviado. Porque te aprecias ya con la mirada inquisidora de los otros que no son tú. Que nunca lo serán. Y te vistes de una soledad que te parece antigua y que sin embargo recién estrenas con el mismo dolor cada jornada...

En ocasiones se antoja difícil sobreponerse a uno mismo. Llevarse la contraria. No otorgarse la razón cuando encuentras razones de sobra para abandonarte sin oponer resistencia, con esa inercia que resulta tan natural, tan válida, tan coherente con el momento. En ocasiones puede parecer casi imposible contemplarse a la distancia precisa, desenfocar el instante mismo para detenerse en ese paso que te oscurece y cogerle la medida exacto a esa negra sombra que camina a tu lado y ya casi ha adoptado tu identidad, como un espejo que te distorsiona solo porque le has ofrecido amparo.

jalá, hoy, nada más abrir los ojos, te consintieras el privilegio de la dicha y buscaras en el armario un traje con todos los colores que nostalgias para salir al día libre de espantos. jalá hoy, esta misma mañana, decidieras desbordar en ti los mejores presagios y espantaras con tus pequeñas y poderosas manos las tristezas del mundo, tus propias tragedias, las orfandades ajenas, los desastres comunes, los grises nubarrones de otros rostros y caminaras hallando en cada diminuta huella esos indicios gigantes que te pertenecen, que te esperan, que aguardan un simple brote de tu risa para posarse en tu hombro y recordarte todo lo que aún no has olvidado.

* Redactora de EL DÍA