Podrían escribirse enciclopedias sobre la fiesta de febrero en Santa Cruz de Tenerife, pero ninguna valdría si no se vive y se "mama" una mañana de Martes de Carnaval en la plaza del Príncipe. La de ayer era fría y húmeda, pero eso no fue óbice para que unas 500 personas -más del doble al final de la mañana- acudieran a la cita con la Afilarmónica Ni Fú Ni Fá y Los Fregolinos. Dos géneros absolutamente contrapuestos: la sátira anarquista y anárquica de la murga frente al toque lírico y "fino". El agua y el aceite, pero mezclados. Bien mezclados.

La "fufa" se arrebujó en la fila sobre el templete de los Príncipes de Asturias, o de la República, a gusto del consumidor, guiada por el espíritu de Enrique (y de Mingorance, presente) para cantar con más ganas que fuerza tras varios días de fiesta. A los que les censuraron una letra (con acuse de recibo por "haber perdido el tino") o a los "ladrones del Carnaval". Un chiste entre tema y tema, y, algo ya absolutamente inusual, la venta de libretos entre el personal. Ah, y "El cubanito", faltaría más. Siempre "El cubanito".

Abajo, entre las sillas, La lecherita, fiel a su cita también más de tres décadas después, algunos disfrazados (pocos), de amanecida (menos) y un público fiel. De todas las edades, no solo mayores, que también, porque es gente que sabe que la Fufa no defrauda. Y no lo hizo.

Si Enrique estaba con los suyos, César Fernández Trujillo, "la voz" con permiso de Sinatra, también. Zenaido es un gran maestro de ceremonias y los del salón Frégoli siguen cantando como los ángeles, pero permitan esta pequeña licencia al compañero perdido. Se echó en falta.

Un guiño al Carnaval de siempre, al de toda la vida. Y que dure muchos años más.