i libro, ni película. Debo ser uno de esos "castos" que se cuentan con los dedos de una mano que siguen resistiendo las embestidas de "50 sombras de Grey". En serio. o me busquen por esos lechos lujuriosos porque no me van a encontrar. Lo erótico está de moda; tanto como esos "Chuggington" que irremediablemente han arrollado mi vida. Escritores picantones han existido siempre. Basta echar un vistazo a las estanterías mejor resguardadas de la biblioteca más próxima (si aún no la han cerrado) para descubrir títulos tan excitantes como "El amante de Lady Chatterley" (David H. Lawrence); "Lolita" (Vladimir abokov); "Emmanuelle" (Emmanuelle Arsan) o "Las edades de Lulú" (Almudena Grandes). ¿Qué tiene ese Grey para disparar la temperatura corporal de sus lectores/as? Todo se explica como un fenómeno puntual similar al que se dio con "El Código Da Vinci" (Dan Brown) o realmente esta sociedad necesita con urgencia un buen revolcón literario.

¿Cuál es la receta de un sexo desenfrenado que ha desterrado definitivamente aquellas obras maestras que compartían las firmas de Andrés Pajares y Fernando Esteso? o lo entiendo. ¿Por que sí "50 sombras de Grey" y no "Los bingueros", "El erótico enmascarado", "La Lola nos lleva al huerto" o "El liguero mágico"?

Si de lo que se trata es de buscar un nombre que enganche al personal de verdad, una apuesta imbatible sería "Onofre el virgo". Seguro que si el tal señor Grey se llamara Onofre de toda la vida, este no tendría el "sexappeal" del que tanto se habla en las redes sociales. Y es que en medio de una "greymanía" desbordante tampoco era necesario que los astros se conjuraran en torno a un estreno que ha tenido carnavales, sexo y el plus del Día de San Valentín. Tres en raya. Esto es una confabulación con todas las de la ley. La gente va por la calle hipnotizada con las escalofriantes sensaciones que transmite "50 sombras de Grey" y después pasa lo que pasa. El pasado sábado, sin ir más lejos, un teletipo datado en Río de Janeiro hablaba de las excelencias de sus fiestas de verano con este curioso titular. "Los brasileños empalman la noche y el día en las fiestas del carnaval". Palabrita del niño Jesús. ¡Menos Grey; menos lobos!

*Redactor de EL DÍA