Aunque sea necesaria una precisión milimétrica, al final va a ser verdad el refrán que apunta a que un clavo saca a otro clavo. Cuando todavía no nos habíamos recuperado del memorable discurso que les plantó la alcaldesa Ana Botella a los miembros de la Asamblea del COI durante la presentación de la candidatura de 2020. ¿Lo recuerdan? Aquella luctuosa tarde de sábado en la que todos nos quedamos con los ojos como chernes al oír la célebre recomendación de "a relaxing cup of café con leche en la plaza Mayor", precisó antes de aconsejar una cenita romántica en algún "guachinche" del Madrid de los Austrias. Otra alcaldesa, en este caso la de Valencia, se ha coronado en las últimas horas como la gran estrella de la Cridá, fiesta que se celebró el último domingo en la capital del Turia ante más de 60 mil personas y que supone el pistoletazo de salida de las fallas. A Rita Barberá la traicionó "el caloret" hasta en cinco ocasiones. Vamos que se ganó a pulso ser "Trending topic".

Barberá se quiso caramelar al personal con un valenciano macarrónico; algo parecido al "spanish-english" que define a los landistas cada vez que cruzan los Picos de Europa... En defensa de la simpaticona política mediterránea cabe decir que ella mismo afirmó que "llevaba tan bien preparado el discurso que me se quedé en blanco".

Tranquila alcaldesa, torres más grandes han metido la pata hasta el fondo y ahí siguen tiesas como escobas. ¿Quién no se acuerda del momento en el que Rajoy dijo "mañana tengo un coñazo de desfile? ¿Acaso no fue de risa escuchar a José Bono confesar que "Blair es un gilipollas y un imbécil? ¿Cómo olvidar el instante en el que Esperanza Aguirre no dudó en afirmar que "hemos quitado un puesto en CajaMadrid a unhijoputa"? (con perdón). Es que van como locos. Ven un micrófono y se tiran de cabeza a hablar sin caer en la cuenta de que esas frases que mascullan entre dientes, auténticas cacofonías, pueden ser su peor enemigo. Y es que Aznar, por ejemplo, no solamente pasó a la posteridad por su tejano "Estamouus trabajando en elloouuu". También fue el autor de la muletilla: "Menudo coñazo que he soltado". Aunque de todos, el que más necesitadito pareció, de largo, fue Zapatero el día que confundió el sexo con el paro.