hiquito lío se ha armado con la vicepresidenta del Congreso Celia Villalobos! Ha sido más noticia el debate de la nación celebrado esta semana por las habilidades informáticas de la que fuera primero alcaldesa de Málaga y luego ministra de Sanidad del Gobierno del Partido Popular entre los años 2000 y 2002 que por el debate puro y duro del jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición... Casi se quedó en anécdota aquel cállese la boca y mándese a mudar que le espetó el presidente Rajoy al dirigente socialista Pedro Sánchez, cuando en plan fino le dijo: "No vuelva usted aquí a decir nada. Ha sido patético".

Fue un debate duro. Al cuello. El presidente habló de macroeconomía, mientras el líder del PSOE se soltó la coleta, con permiso del peluquero de Iglesias, y sorprendió, especialmente en su primer turno de palabra, y entró a saco, hasta el punto de sacar de las casillas al mandatario popular, que cogió con la guardia baja al socialista cuando su réplica la hizo con un discurso precocinado. Y eso lo aprovechó Rajoy para desquitarse del primer cuerpo a cuerpo, en el que Sánchez lo puso contra las cuerdas.

Pero lo realmente importante, por lo que todo el mundo recuerda el último debate del actual gobierno Rajoy y el primero de Sánchez, no fue por el intercambio de modelos de gestión o propuestas, sino por la partidita del "Candy Crush" de Villalobos, una simple manifestación del día a día de la familia española, que hace sus cábalas para llegar a fin de mes. Lo que la vicepresidenta de la Cámara limitó a un juego informático no es más que una parábola tecnológica de los equilibrios que centenares de miles de vecinos deben hacer para garantizarse el pan nuestro de cada día... con la única diferencia de que a ella la tablet y hasta la conexión se la paga el mismísimo Congreso de los Diputados y el españolito de pie acude a diario, o casi, al mercado, calculadora en mano, o en la mente, para estirar el dinero y hacer la cesta de la compra. Mientras ella se dedica a unir frutitas en la pantalla, otros se las ven y se las desean para reunir las verduras no para hacer tres en raya, sino el potaje diario. Eso sí, a ella nadie le ha dicho aquello de: "No vuelva usted aquí a decir nada. Ha sido patético", aunque segundo que ganas no le faltarán a más de uno.

* Coordinador de redacción de EL DÍA