Qué puede aportar a la investigación del accidente aéreo del A320 de Germanwings que a Andreas Lubitz no le gustara que su novia usara minifalda. Eso, que parece un dato de lo más mundano atado a un pasado en el que Manolo Escobar cantaba aquello de "No me gusta que a los toros te pongas la minifalda" (que aunque suene a indio, era el estribillo de uno de sus éxitos ), lo venden hoy en los matinales televisivos del reino como un bombazo de gran calado informativo; un hecho tan escalofriante como que el Teobaldo Power de La Orotava haya abierto sus puertas para recibir a María Jesús y su acordeón. Sí. Aquella señora que hace una tonga de años cantaba lo de "pajaritos por aquí, pajaritos por allí...". La carnaza que les ha dado el tal Andreas, al margen de la locura que supone que un tipo con cierta preparación pueda estrellar en los Alpes un avión con 150 personas que cubría la ruta Barcelona - Düsseldorf, es impagable desde una posición estrictamente comercial.

Eso, y una imagen de la cara desencajada del copiloto en plena competición, que se agranda con un zoomhasta descubrir unas espinillas microscópicas, constituyen un dossier digno del mejor capítulo de CSI. No conozco a nadie que a las puertas de sobrepasar su umbral anaeróbico le apetezca posar al estilo Gisele Bündchen.

Varias cadenas de televisión han convertido la competición de ir más allá de la ética profesional en un peligroso deporte nacional... Ahora que todos hablan de la debacle del papel, bueno sería realizar un examen de conciencia de esta última crisis. El vértigo por vomitar cualquier cosa sin contrastar es un acto nauseabundo y compulsivo. Lo de menos es el contexto de la noticia; hoy lo que más preocupa a los que miden los minutos en el aire por el número de espectadores es rentabilizar un directo segundos antes de vender un colchón que se pueda pagar en 62 cómodos plazos o ese batido que le va a dejar como una sílfide antes del verano. Hoy es Andreas Lubitz, pero antes fue José Bretón, la macrofiesta mortal del Madrid Arenas, el robo del Código Calixtino, el crimen de Asunta... Obviamente las noticias no hay que esconderlas, y más cuando son de esta dimensión, pero en todo esto hay un vedettismo periodístico.

* Redactor de EL DÍA