Uno de cada seis pasajeros españoles ha tenido un encuentro sexual durante un vuelo. Este curioso estudio lo acaba de publicar sin ponerse colorado el buscador www.jetcost.es. Es más. El empírico trabajo de campo puntualiza que un 6% de los que triunfaron a unos cuantos pies de altura lo hicieron en medio de una travesía sin abandonar el asiento que le asignaron en el mostrador de facturación, mientras que otro 11% se puso las botas entre las estrecheces del cuarto de baño. ¿Qué quieren que les diga (o escriba)? Uno, que ya tiene unas cuantas horas de vuelo entre pecho y espalda, subió cientos de veces y bajó otras tantas de un avión con la misma... Leyendo con detenimiento el contenido de este informe tan picantón se me viene a la cabeza un guion de Pedro Almodóvar... La emoción de ser pillados parece ser que es el primer impulso que se desata a la hora de dar rienda suelta a tremendo calentón aéreo. Eso sí, algunos de los encuestados hablan de "50 sombras de Grey".

Con semejante referente es relativamente sencillo decir aquello de ¡menos lobos! Puestos a inventar. Los chicos de www.jetcost.es podrían cuantificar cuántos han practicado sexo en un confesionario (y no vale el de "Gran hermano"), en un teleférico, en un taxi o mientras hacían cola en una oficina de empleo.

Hablando de cuentos, el otro día leí una magnífica crónica de "Cenicienta" firmada por Benjamín Reyes en la que Kenneth Branagh no salía muy bien parado. ¡A mí que este irlandés siempre me ha parecido que estaba en el grupo de los de Mucho ruido y pocas nueces! Pues, eso, que en lugar de echarse a sobar con un dolor de cuello de aquí te espero mientras una baba se descuelga del labio inferior durante la ruta Tenerife Norte-Madrid, al menos uno de los otros cinco pasajeros están materializando el acto sexual. Uno cree que estas cosas solo ocurren en las novelas de Anne Rice, Jamie McGuire o Sylvia Day, pero no. Ahí están los encuestadores, listos como tea, para preguntarle a un pasajero recién desembarcado si en el puente aéreo tuvo ocasión de mantener un encuentro sexual estratosférico, o en cambio fue premiado con la perreta de un bebé. ¿Por qué no harán encuestas más normalitas?