Lo confirmo: soy de letra nostálgica. De verbo lento con inclinación a la caída. De sustantivos con sombras alargadas como árboles centenarios que respiran historias que permanecen en silencio.

Es absolutamente cierto: mi memoria vuelca -sin muchos reparos- pasados en futuros y tira de naufragios, esquinas rotas y lunas antiguas para saltarse el tiempo en busca de algún paréntesis en el que poder apearse de vez en cuando de esta falsa euforia colectiva o de este simulacro de catástrofe en que se transforma cualquier dolor ajeno y lejano convertido en eco, y entre los que yo me siento tremendamente extranjera.

Lo admito, me viene de antiguo, de muy chica, esta preferencia por lo triste, que se ha convertido -a estas alturas-, en un callejón amable en el que me detengo sin prisas; un callejón que casi todo el mundo ha transitado alguna vez, aunque no se demoren en el gris de sus paredes y pasen de largo y con paso rápido ese pequeño tramo de viejos adoquines que conducen a otras avenidas, más fáciles quizá...

Aun así, pese a esa vieja vocación cierta de recrear lo que duele, amo la risa que se escapa y fluye desde dentro. Me maravilla la lucidez de los que son felices por encima de todo y me llena de vida el simple rumor de las cosas simples.

Y tengo, entre mis escasas posesiones, una ternura que casi nadie quiere, pero que a mí me salva de no ser yo misma. Poseo un manojo de bellos sueños que cuelgo del techo cuando no estoy para evitar que cualquiera los pise sin querer o queriendo. Guardo en un cofre sin llave un reloj de arena que camina lentamente y se acerca a ninguna parte. Colecciono cuentos tristes que narrarle a la luna. Tengo las manos y los píes fríos, y una sonrisa ancestral y sobreviviente que se resguarda de las tormentas. Tengo animales que respiran conmigo aunque estén ausentes. Y acaso sea nada o casi nada lo que me pierdo cuando me olvido. Vivo de prestado en mi nombre y no pago más de lo que estimo justo. Eso soy y eso tengo... Una inclinación, un vacío, una risa, y un amor antiguo que es sangre de mi sangre...