Santa Cruz de Tenerife espera con pacata expectación el aterrizaje en las islas del nuevo episodio de la franquicia Bourne: el ayuntamiento presenta la filmación en las calles de la ciudad como el segundo hito de nuestra historia conventual: primero echamos a los ingleses de Nelson, y ahora recibimos a los californianos de Bourne. El alcalde Bermúdez está tan contento con la promoción internacional que para Santa Cruz y la isla supone que Bourne se ruede por nuestras calles que parece hasta hinchado y más gordo. Y además, están los beneficios económicos directos: 51 puestos de trabajo vinculados a la producción ofrece ya la Sociedad de Desarrollo: 17 seguratas, 17 chóferes y 17 tipos forzudos para cargar cajas. Por supuesto, la Sociedad de Desarrollo se refiere a estos últimos como operarios de logística, que es más fino, pero las cajas las van a tener que cargar igual. Y el otro día estuve en un comercio y me contó el propietario que habían pasado por allí unos oteadores de la peli a pedirles que dejen rodar el choque de un coche contra la luna del escaparate. Los chicos de Bourne se encargarán de desmontar los cristales y poner otros de mentira, y de organizarlo todo para que los destrozos sean mínimos... El propietario del local estaba encantado, y eso que -de momento- no le habían ofrecido ni un duro por prestarse al falso destrozo: salir en una peli de Holywood y que milloooooones de personas vean cómo un bólido se estampa contra tu tienda. Un honor, en fin...

A ver: no quiero ponerme petardo, me parece bien que Santa Cruz abra sus puertas al rodaje de películas, sean de Hollywood o no, y creo que el cine es un arte (a veces) y una industria muy interesante que puede crear algún puesto de trabajo temporal. Pero también me voy haciendo mayor y cada día me cansa más el papanatismo y que me vendan motos con sidecar. Lo de la promoción turística internacional de Santa Cruz me parece como poco bastante exagerado: he visto un par de pelis de Bourne, y recuerdo paisajes de París, de Berlín, del Sur de la India, de Hong Kong y de lo que muy bien podría ser Alaska, porque había un montón de nieve y el prota se pelaba de frío. Cuando salí del cine ni se me pasó por la cabeza meterme en internet a comprar billetes para las próximas vacaciones. La mejor promoción que aporta servir de plató para una peli es poder luego hacer otras, porque los del cine hablan entre ellos. Pero eso requiere cierto esfuerzo por entender las necesidades de la industria y ofrecer apoyo a las productoras, un esfuerzo que en Canarias comienza a hacerse, pero que de momento para lo que sirve es para que nos contraten durante dos meses seguratas, chóferes y "operarios de logística" de 17 en 17. Y a lo mejor unos cuantos extras para poner cara de gente asustada. No está mal, pero de ahí a considerar que Bourne representa para Santa Cruz el inicio de un nuevo nicho de actividad económica, centrado en la producción audiovisual, va un largo trecho. Lo que vienen a rodar es la quinta parte (creo) de una historia de espías. Y aquí está el patio municipal como si de nuevo hubiera que darle la bienvenida a Mr. Marshall.