Un trajín de obreros anunciaba ayer en Candelaria que los días grandes de las Fiestas de Agosto están ya aquí. Junto al arco de flores habilitado en la puerta de la Basílica, destacaba el icono de esta edición.

Desde las 9:00 horas, Yone Domínguez Luis, un candelariero de 23 años, comenzó a pintar la pared que enfoscó el Ayuntamiento de Candelaria. Su mural -ni grafitis, ni fresco, advierte el propio Yone- reemplaza el primero que se pintó ocho años atrás. Spray en mano, colocó una fotografía de la Virgen en la pared y... apareció la cara de la Virgen. Diez horas ayer y hoy le esperan unas catorce y que la lluvia no le juegue una mala pasada para acabar la imagen el día grande, mañana. El resto, en una semana, como se comprometió.

Yone se inició como grafitero en 2006, bajo las influencias del hip hop y el rap, y logró su "certificado de calidad" con los problemas que suscitan los grafitis cuando se hacen en la calle y sin permiso. Pero evolucionó y se "legalizó". Junto a un colectivo pintó el muelle de Los Cristianos, y el solo la Escuela de Idiomas del citado pueblo de Arona, a lo que se suman las prácticas de fin de carrera, en equipo, pintando el centro de salud de Ofra. Sin olvidar la huella que ha dejado en alguna casa okupa, o por donde ha pasado: Fuerteventura, Lisboa, Sevilla, Huelva, Barcelona...

Pintar la Virgen de Candelaria era un reto para Yone, aunque no la ve como una imagen católica, sino que le apasiona esta simbología que, explica, es intrínseca a su pueblo. Reacio a considerarse un academicista, cursó un año de Bellas Artes, para luego pasarse a Diseño, donde le quedan tres asignaturas para finalizar su formación. No oculta su pasión por las Bellas Artes, como delatan sus manos. Le basta un spray para dejar su herencia sobre una pared. La Candelaria de Yone permanecerá en el muro del solar de la calle de La Arena unos nueve años. Si Dios quiere.