El experto "ojo gráfico" de un grande de la fotografía como Trino Garriga padre lo descubrió un día por casualidad. Su hijo, Trino Garriga junior, un más que digno heredero en el arte del enfoque, lo divulgó en las redes sociales y lo cierto es que, sea hecho a conciencia o fruto del puro azar, resulta una curiosidad destacable. En uno de los tres grandes paños que forman la gran vidriera policromada ubicada en las escaleras de acceso al Salón Noble del edificio del Cabildo Insular, en medio del Teide y varios ejemplos de la flora autóctona canaria, aparece... La silueta de un coche.

Sí, un coche, ni más ni menos. El vehículo se perfila con meridiana claridad entre cardones, tabaibas y retamas mientras el simbólico volcán nevado aparece al fondo y el escudo de España en primer plano rodeado de hojas de plataneras.

Algunos de los conjuntos más significativos de vitriales de la isla se encuentran en el Palacio Insular. El proyecto del edificio fue encargado por el presidente de la época, Maximino Acea, al arquitecto de la propia Corporación, José Marrero Regalado, en 1934. Las obras se iniciaron el mismo año y finalizaron en 1940. El técnico llegó a realizar, en colaboración con el arquitecto Schneider, cuatro proyectos. Resultó elegida la cuarta solución, de gran empaque monumental.

En cuanto a los tres vitrales o vidrieras policromadas están ubicados en el entresuelo, entre la planta baja y la alta, por la entrada principal del Palacio Insular.

Son dibujos sobre cristales tintados de color en su propia masa, unidos con tiras de plomo, una composición con escenas de la tierra canaria, con quehaceres propios de la agricultura y ejemplos de la flora autóctona, resuelto en tres paños, en el del centro con el escudo constitucional y el de la isla de Tenerife. La empresa madrileña especializada Maumejean SA realizó el trabajo por encargo y también "lo firmó" de manera colectiva en el ángulo inferior izquierdo del panel de la derecha.

En palabras del experto José Antonio Montesdeoca "se trata de una parte esencial del edificio por la riqueza que aporta gracias al fenómeno de la luz que entra y baña con su intenso cromatismo la zona en contraste con el ámbito monocromo del color blanco del mármol que presenta la arquitectura interior del inmueble para crear una atmósfera especial"..

Ahora, gracias al buen ojo de Trino Garriga (padre e hijo) la o las vidrieras tienen otro atractivo añadido para el visitante: buscar "el coche escondido".