Clavijo estuvo por Lanzarote hace unos días y volvió enfadado por la situación de "impasse" que se vive en la isla, donde se creó un conflicto por la destitución de un funcionario de la jefatura de la oficina del Plan Insular de Ordenación, muy cercano al PSOE y vinculado a la Fundación César Manrique. Esa destitución provocó hace dos meses la ruptura de facto del pacto entre los socialistas y Coalición en el Cabildo. Lanzarote es hoy uno de los puntos más calientes del acuerdo regional, y la gobernabilidad del Cabildo se resiente, más aún cuando su presidente, Pedro San Ginés, anda metido en líos judiciales por una polémica decisión adoptada en el pasado período de mandato, cuando decidió intervenir "manu militari" en un complejo turístico que incumplía la normativa sobre venta de agua en la isla, y confiscó la planta desaladora del complejo.

A veces es difícil acertar: no hacer nada habría supuesto una acusación de connivencia con los propietarios, que incumplían la ley, pero al actuar San Ginés se ha metido en su propio calvario judicial. Los socialistas conejeros intentan presentar su imputación como un acto de corrupción, cuando no lo es; es un conflicto administrativo que hace unos años -como tantos otros casos antes de que política y sociedad se emponzoñaran en sus hábitos actuales- habría seguido el camino de lo contencioso-administrativo y no la vía penal. Pero así anda el patio: entre esas y otras, el PSOE no se incorpora al equipo de gobierno del Cabildo y mantiene una situación de permanente tensión que bloquea la primera corporación lanzaroteña.

Clavijo cedió en Lanzarote a la presión ambiente y filtró a los medios conejeros que no va a nombrar a ningún otro cargo del PSOE en el Gobierno hasta que no se resuelva la crisis en el Cabildo de Lanzarote. De hecho, el último consejo de Gobierno -antes de las vacaciones de agosto- no incorporó nombramientos del PSOE, entre ellos el de Francisco Fajardo Palarea, socialista lanzaroteño que ha sonado como viceconsejero de Justicia, y al que se identifica en Coalición como uno de los responsables de la crisis conejera.

En política, estos pulsos son frecuentes, pero es mejor no anunciarlos, ni siquiera para consumo local: al hacerlo, Clavijo ha ligado la estabilidad de su propio Gobierno a la incorporación de los cinco consejeros socialistas al gobierno del Cabildo, decisión firmada en el Pacto, pero suspendida por la dirección del PSOE de Lanzarote unas horas después de haberse cerrado. Como el entendimiento no se ha producido aún, es muy posible que mañana el Consejo de Gobierno no apruebe nombramientos de los puestos intermedios del PSOE, a menos que antes se desatasque la situación, o haya algún tipo de compromiso para resolverla por la dirección regional del PSOE.

Si no ocurriera así, es probable que tengamos una primera crisis servida: los alcaldes del PSOE en Arrecife y San Bartolomé, José Montelongo y Dolores Corujo, lo son con apoyo nacionalista y pueden perderlo. Si no resuelven el lío, Lanzarote puede acabar ocupando el papel desestabilizador que en la pasada legislatura jugó La Palma.