Desde el pasado viernes y hasta el día de ayer, la Fundación CajaCanarias ha venido celebrando los actos de clausura correspondientes a sus tradicionales Cursillos de Natación, celebrados en diez instalaciones acuáticas de Tenerife y La Palma, y en los que han participado más de 400 niños y niñas, residentes en quince municipios de ambas islas. Los Cursillos de Natación Fundación CajaCanarias 2015 han mantenido y reforzado la filosofía organizativa de las últimas convocatorias, esto es, facilitar el acceso al aprendizaje de habilidades acuáticas a niños y niñas residentes en aquellos municipios que no disponen de piscina municipal y que, además, carecen de recursos económicos en su grupo familiar para costear un curso de estas características. Cabe recordar que la participación ha sido de carácter gratuito, cubriendo los costes de matrícula, transporte y material para realizar la actividad.

De este modo, además de los municipios tinerfeños de Arico, Fasnia, San Miguel, Vilaflor, El Tanque, La Guancha, San Juan de la Rambla y Tegueste, los Cursillos de Natación Fundación CajaCanarias han beneficiado este año a las localidades palmeras de Tijarafe, Fuencaliente, El Paso, San Andrés y Sauces, Puntallana, Breña Baja y Mazo. Las instalaciones acuáticas municipales de Los Llanos de Aridane y Santa Cruz de La Palma han sido las receptoras, en el caso de la Isla Bonita, de los alumnos de los diferentes municipios beneficiarios. En Tenerife, por su parte, las piscinas de Los Cristianos, Granadilla, Los Silos, Icod de Los Vinos y Tacoronte acogieron a los participantes de la presente edición.

Los Cursillos de Natación CajaCanarias supusieron, a partir de los primeros años de la década de los setenta del siglo pasado, una actividad pionera en materia sociodeportiva, habiendo permitido a más de 250.000 ciudadanos de la provincia de Santa Cruz de Tenerife aprender a nadar. El programa, que nació con el apoyo a actividades de aprendizaje en diferentes municipios de Tenerife, fue tomando medida como proyecto integral a partir de 1983, año en el que, con la colaboración y coordinación de instituciones y vecinos, se consigue beneficiar a una media de 4.000 niños y niñas cada verano.