Nueva Canarias ha conseguido resolver el problema de presentarse a las elecciones generales y que sus votos no vayan a la basura. Después de romper con Coalición Canaria, la opción de montar con el PSOE una candidatura conjunta a las generales se me antoja extraordinariamente inteligente para un partido que -por méritos propios- ha logrado consolidarse como una de las fuerzas claves de la política grancanaria, y rascar hasta cinco diputados en el Parlamento, a pesar del auge de los grupos emergentes, y de unas normas electorales injustas y poco representativas. Algunos creen que a Nueva Canarias le va a pasar factura ir de la mano del PSOE a las próximas legislativas. Yo no lo creo. En anteriores ocasiones, siempre forzados por las normas electorales, Nueva Canarias se ha presentado aliada al PIL de Dimas Martín, al CCN de Nacho González y a la Coalición Canaria de Paulino Rivero, además de haber firmado multitud de acuerdos con partidos y agrupaciones locales que están en la base de su actual crecimiento. Podría decirse que -desde el punto de vista ideológico- los votantes de Román Rodríguez son buenos de boca. No le hacen ascos a nada. Saben a quién votan y por qué. Para Nueva Canarias, esta operación, si finalmente prospera, será un éxito: les garantiza un diputado en el Congreso y les sitúa en igualdad de condiciones con Coalición Canaria en el escenario de la política nacional. Es cierto que ese diputado pertenecería al Grupo Socialista en el Congreso, pero no creo que eso reduzca su capacidad de maniobra ni su proyección pública. Y siempre queda lo de irse al Mixto...

No entiendo, sin embargo, los motivos que llevan al PSOE a aceptar esta operación. El PSOE es hoy la fuerza política con más votos en Canarias, ocupa la centralidad política y no va a conseguir mejores resultados parlamentarios por ir con Nueva Canarias. Si logra un diputado más por la provincia de Las Palmas, será para Nueva Canarias, o sea, que es lo comido por lo servido. Podrá sumar un puñado de votos -entre 30.000 y 40.000, con mucha suerte, porque en política tres más dos no siempre dan cinco- pero no serán votos suyos. Para los socialistas, la alianza preelectoral con Nueva Canarias es una aventura que aporta poca cosa a su partido, que ya gobierna en coalición con el de Román Rodríguez en todas las grandes corporaciones locales grancanarias. El acuerdo solo puede explicarse desde la psicología de una dirección política, la regional del PSOE, que -después de cuatro años de gobernar con Rivero- se siente más próxima a la izquierda grancanaria que al acuerdo por la derecha en Tenerife y en el resto del Archipiélago. Pero incluso desde esa psicología, se trata de una decisión ajena a la cultura política del socialismo español y canario y muy extraña. Más allá, claro, de la bofetada que supone para Coalición Canaria que el PSOE respalde a los nacionalistas de la competencia. Tiene uno la impresión de que aquí alguien desde el PSOE quiere jugar al mismo juego que juega Clavijo con el PP...