No digo yo que no sean fiables estos pronósticos del CIS tan favorables a las posibilidades electorales del PP. Es verdad que no coinciden con muchos otros sondeos presentados en los últimos días por distintos medios de comunicación, donde se reducen sustancialmente las distancias entre el PP, el PSOE y Ciudadanos. Pero con un cuarenta por ciento de indecisos, al final la cercanía de los datos a lo que pueda ocurrir el próximo día 20 es pura alquimia demoscópica. Ni me fío mucho de lo que dice el CIS, ni de lo que nos cuentan los institutos demoscópicos contratados por los medios de comunicación. Tiene uno la impresión de que los sondeos siempre favorecen a quien los paga, y que detrás de cada uno de los que se publican hay algún interés concreto en presentarlos de una u otra manera. Someterlos a lo que hoy se llama con escasa sutilidad "cocina".

Para quienes conocen cómo funciona la mecánica interna de los sondeos electorales, no sorprende que haya que aplicar cocina a los resultados que se presentan. Son muchísimos los factores que influyen en la construcción de un pronóstico, porque eso es lo que da el CIS, un pronóstico construido por sus expertos y analistas, sobre la base de cruzar la intención de voto que se declara con el recuerdo de voto, la simpatía, y otra multitud de variables demográficas. Al final, se apuesta, siempre se apuesta. Por eso, los datos generales del CIS solían ser muy certeros, mientras que en los datos parciales -los referidos a Canarias, por ejemplo- el CIS se ha estallado siempre como una pita. La explicación a eso es que es más fácil acertar en los grandes números que en los pequeños. En los grandes, la cocina maneja más variables, más sondeos y más series estadísticas previas.

Hasta hace unos años, los pronósticos del CIS eran más certeros. Parecían más científicos, más alejados de la pelea política. Quizá algo tuviera que ver el asunto con una dirección del CIS más académica que la que hay ahora. O quizá hubiera una mayor polarización y los resultados fueran más fácilmente pronosticables. Lo cierto es que desde que el PP cambio la dirección del Centro, no van muy finos: no se olieron el despegue de Podemos en las Europeas, donde el CIS hizo un ridículo portentoso, y tampoco acertaron en las municipales y regionales, aunque es cierto que en esas tampoco hay una gran tradición de aciertos. Tiene uno la sensación de que -desde que el PP se ocupa de gestionar el CIS- la cocina se ha disparado a niveles de sibaritismo "Masterchef", y los sondeos se presentan con una clara intención electoral. Por ejemplo, canta bastante que en esta ocasión se haya elegido para presentar unos sondeos bastante favorables al PP, justo el día de inicio de la campaña electoral. Parece como si lo hubieran hecho para coincidir en todas las portadas de todos los periódicos de toda España con el arranque de campaña.