Si yo creyera en los reyes y no supiera que los reyes los inventó El Corte Inglés, les habría pedido una capa de invisibilidad como esa que los elfos le regalaron a Frodo y que años después heredó Harry Potter. Y es que lo de ser invisible es más chulo que el par de zapatillas nordikas que me tocan todos los años: Wells me hizo fantasear ( a mí y a generaciones de adolescentes) con la posibilidad de colarme de rondón en el vestuario de las chicas, sin riesgo de ser sacado a patadas. Como ha ocurrido con tantas fantasías imposibles -volar, el teléfono, la televisión, los ordenadores, los implantes de silicona- la ciencia ha logrando embridar el asunto de la invisibilidad, aunque al final no está del todo claro si los resultados son los que uno esperaba: un grupo de investigadores de la Universidad de Berkeley, al servicio del Pentágono, logró hace algunos años una técnica que permite crear una especie de tejido que oculta los objetos. Desarrollado con nanotecnología, el material se camela la luz que vemos los seres humanos, como la capa élfica de Frodo. Los objetos que el Pentágono quiera convertir en invisibles -tanques, baterías de cañones, aviones, barcos- se recubren de una capa de material con un grosor inferior al milímetro, que desvía la luz que recibe por un lado del objeto y la proyecta al otro lado, de tal modo que el personal no ve lo que tiene delante sino lo que hay detrás de lo que tiene delante. O sea: el objeto desaparece ante los ojos de quien lo observa. Algo estupendo, si de lo que se trata es de salir sin que se te vean de una de esas habitaciones de cortesía que le cedían en el Sir Antony al ex alcalde de Arona. Pero me pregunto de qué diablos servirá este invento al Pentágono, cuando hoy prácticamente todas las identificaciones de objetos -y la respuesta militares- se producen sin que el ojo humano intervenga prácticamente en el proceso. ¿El nuevo material es invisible para el radar? ¿Lo es para los satélites que localizan los objetos por la radiación que emiten? Yo creo que los científicos que han desarrollado este material se han vacilado lo suyo del Pentágono, que a fin de cuentas es en USA el paganini de todas las investigaciones. Porque dónde el nuevo material tiene una utilidad realmente indudable es en la política y no en la guerra, que ya decía Clasusevitz y nos recuerda Pablo Iglesias jr. cada vez que le preguntan por Juego de Tronos, es la política llevada a mayores.

Imaginen, si no me creen, lo útil que le seria al propio Pablo Iglesias la susodicha capa para guardar debajo su currículo académico de asesor del Gobierno chavista. O el referéndum del derecho a decidir que impedirá un gobierno de izquierdas en este país en los próximos años. O -sin ir tan lejos- lo bien que le vendría a Paulino Rivero un traje invisible para pasar desapercibido: podría reunirse con los dueños del Tete sin llamar la atención y sin salir en los periódicos, además de resultarle muy útil cuando sale a correr -ahora sin escolta- a las seis de la mañana. O lo útiles que serían cuatro o cinco paquetes de DIN A4 de material invisible al presidente Clavijo. No para esconderse cuando se reúne con Soria, no: para volver a hacer en ellos las cuentas del presupuesto, sin que nadie pueda verlas y recordarle toooodo lo que prometió y no va a poder cuimplir. ¿Y un cajón de material invisible para que el Gobierno meta en él la sentencia sobre las indemnizaciones por la moratoria? ¡Eso si que sería una ayuda! Porque a ver como se las van a apañar para devolver tantísima pasta.