En más de una ocasión el presidente insular, Carlos Alonso, ha recriminado a los empresarios hoteleros que a pesar del continuado aumento del número de visitantes, el empleo siga sin crecer en el sector. Las empresas se han adaptado con facilidad a un escenario de gran oferta de mano de obra barata, en la que se pueden realizar contrataciones temporales que en la práctica logran soslayar el convenio del sector. Las empresas turísticas han ganado mucho dinero durante esta crisis, especialmente en los cuatro últimos años, y ya va siendo hora de que hagan el esfuerzo de devolver vía empleo real una parte de esos beneficios.

En abierta contradicción con las críticas de Alonso, el pasado miércoles, el Cabildo de Tenerife ofreció a los isleños otro asombroso titular en el que se aseguraba que Tenerife cerró el año 2015 con un crecimiento de más del nueve por ciento en las contrataciones del sector turístico. La información contribuye a crear la falsa impresión de que la remontada tinerfeña en el empleo es extraordinaria, algo que no es cierto. Pero la consigna electoral de que todo mejora ha contagiado a los gabinetes de prensa. Repetirla se ha convertido en una suerte de obligación, plasmada una y cien veces en las notas y comunicados de los últimos meses, y que es trasladada a los titulares de los medios de una forma acrítica, dañando la credibilidad de los medios y de las instituciones. Porque no tiene sentido insistir todos los días en la mejoría del empleo, cuando los datos confirman que en Canarias, a pesar de que las contrataciones aumentan, seguimos con casi una tercera parte de la población sin trabajo.

¿Cómo se explica entonces que trimestre tras trimestre las contrataciones en el sector turístico de Tenerife aumenten incluso hasta cifras de dos dígitos? Es sencillo: el área de Turismo del Cabildo informa del número de contrataciones en el sector (a veces, cuando la cifra baja, también lo hace del número de parados), pero no suele ofrecer ningún dato, lo que es de verdad determinante, que es la cifra de puestos de trabajo que se crean en el sector turístico. Y no estamos hablando de una cifra que sea imposible ofrecer: está en los registros de la Seguridad Social. Ese es el dato que refleja si hay más empleo o no lo hay en el sector: porque, paradójicamente, es posible que en algunos periodos haya aumentado el número de contrataciones mientras bajaba el número real y efectivo de empleos. Eso es algo que hoy desconocemos, porque lo que nos sirven para consumo son datos y datos sin un contexto que los enmarque en la verdad.

Una verdad que define por realidades que quedan ocultas cuando lo que se ofrece a la opinión pública es el número de contrataciones. Desde la aprobación de la reforma laboral, y a lo largo de esta crisis, es bajísimo el porcentaje de contrataciones de carácter indefinido que se producen. Es constatable que uno de cada cuatro contratos firmados en 2015 en España tuvo una duración inferior a menos de una semana. Al cruzar contrataciones con puestos de trabajo, se explica ese milagroso truco de los panes y los peces, que desde el Cabildo y otras instituciones canarias se nos vende cada dos o tres meses con cifras triunfalistas y engañosas.