Javier Abreu se ha apuntado a cobrar el paro. Y a mí me parece muy bien. Cuando uno tiene un trabajo y lo pierde, le asiste todo el derecho del mundo a cobrar el paro. ¡Ojo! Abreu va a cobrar el paro no por dejar de ser concejal, que eso lo sigue siendo, sino por dejar de ser empleado de la empresa Teidagua, que es la que se ocupa del agua de La Laguna, y que él llevaba por delegación. Cuando el alcalde de La Laguna se peleó con él (no consigo entender por qué ocurriría eso, con el buen carácter que tiene nuestro concejal), entonces Abreu se quedó sin cargo y pidió las ayudas por desempleo. No es que sea exactamente otra víctima más de la injusta crisis que ha dejado sin empleo a más de la cuarta parte de los trabajadores de Canarias, pero, sin duda, víctima de una crisis sí que es: de la crisis de La Laguna, una ciudad en la que Coalición ganó las elecciones pero perdió la comba. Abreu, que es un tipo mañoso, pensó que con sus mañas y los buenos consejos de sus viejos amigos reencontrados conseguiría el hombre ser alcalde en lugar del alcalde, pero no le salió a la primera, ni a la segunda ni a la tercera. Al final, tuvo que intervenir hasta Pedro Sánchez y, desde entonces, La Laguna vive una realidad disfuncional, en la que el PSOE forma parte del Gobierno y lo apoya, pero el líder del PSOE lagunero (de una parte, al menos) está en la oposición (y ahora en el paro).

Abreu es un personaje de mente ágil y despierta y de colmillo retorcido. Sabe que si el PSOE no gobernara con Coalición en Canarias, sus posibilidades de cambiar la silla del comedor de su casa por la del actual alcalde lagunero mejorarían bastante. Abreu desayuna todas las mañanas con Teresa Berástegui, y presume de tener a la jefa de Ciudadanos de La Laguna en un bolsillo, y a Santiago Pérez en el otro, aunque yo creo que don Santiago no le cabe en el bolsillo, por lo menos con sombrero. Abreu sueña con ser libre para dar la batalla de La Laguna y convertirse en alcalde. En el tiempo que ahora tiene para elucubrar y conspirar, que es el mismo que tenía antes de dejar su trabajo en Teidagua, Abreu ha llegado a la conclusión de que si pudiera provocar la ruptura del pacto regional entre Coalición y el PSOE, entonces sería pan comido convertirse en alcalde. Como es una persona aplicada, dedica todo el tiempo de que dispone a romper el pacto entre el PSOE y Coalición. Y no porque le caiga mal Coalición, que con Clavijo se entendía perfectamente..., es porque quiere ser alcalde, y sabe que o lo es ahora o se le va a pasar el arroz. Por eso, detrás de cada declaración o conflicto que se produce para romper el pacto, asoma la sombra de Abreu. Ahora dicen que han visto su sombra detrás del concejal de Ciudadanos en Granadilla, al que entre él y su amiga Teresa quieren convencer de que vote con Coalición una censura contra el PSOE. Dicen que Abreu esta en esa operación, empujando para que la moción prospere, porque espera que si eso pasa, entonces el PSOE rompa en La Laguna y también en el Gobierno. Se convertiría entonces en algo así como el Paco Vázquez de Tenerife, y sería el alcalde socialista más importante en la Isla, rodeado de enemigos por todos lados, que es lo que más le pone. Quizá aspire Abreu, como Vázquez, a jubilarse después como embajador en el Vaticano, pero eso yo no puedo jurarlo. Aunque si fuera cierto, el papa Francisco debería vigilar con mucho cuidado el solio pontificio. Con Abreu nunca se sabe...