Empezó el día con los ecos y rebufos de la rueda de prensa de Soria en el Congreso, la tarde del martes, intentando enmendar las declaraciones de los días anteriores. Difícil tarea, después de un mar de rectificaciones. Empezó el día con el ministro Soria enredando en una sucesión de explicaciones a cual más chiripitiflaútica y contradictoria, cada día menos creíbles: de jurar en arameo que no sabía nada de nada de la empresa "absolutamente británica" UK Lines Limited, a reconocer que la fundó su padre; de decir que no tuvo nada que ver con esa empresa a admitir que estuvo en ella durante -al menos- el tiempo que transcurrió entre la muerte de su padre y su venta a otro accionista, el empresario Manuel Kadi; de asegurar que los papeles que le vinculan a la empresa y su filial off-shore son falsos -"Mi hermano no reconoce su firma", "nunca he sido secretario de esa empresa", dijo- a plantear que se debe tratar de errores en la documentación de la empresa off-shore, traspasados misteriosamente al registro oficial británico.

Y en esas estaba el asunto, cuando saltó lo de Granada: la policía registraba el ayuntamiento, varias empresas y domicilios particulares, y detenía al alcalde del PP José Torres Hurtado, ese señor chabacano al que le gusta hablar de que le gustan las mujeres desnudas; a su concejala de urbanismo, y a quince personas más, acusándoles de la comisión de una decena de delitos, todos relacionado con comportamientos corruptos. El suma y sigue inagotable de un partido en el que las manzanas sanas de la cesta empiezan a ser una rareza en vías de extinción. Sobre la marcha, los responsables de Ciudadanos, que gobiernan Granada con el PP, anunciaban la moción de censura que sacará al PP del poder.

Así andaban por Génova, haciéndose cruces y preparando el preceptivo expediente de expulsión, cuando comenzó a llegar a los digitales y a correrse como un incendio la noticia abracadabrante de que Hacienda ha impuesto al expresidente Aznar una multa de más de 70.000 euros y la obligación de pagar casi 200.000 por haber utilizado una sociedad instrumental -Famaztella, Familia Aznar-Botella- para ahorrar pagar impuestos. Aznar se hizo "un Monedero", utilizando exactamente la misma técnica del dirigente de Podemos, sacado de circulación por ocultar ingresos personales de origen bolivariano en una empresa "ad hoc". Monedero, al menos, no tuvo encima el descaro de reunirse con el mismísimo Montoro en el Ministerio de Hacienda para quejarse amargamente: "No puedo creer que los míos me hagan esto". Los míos, dijo Aznar. Preguntado Montoro por los digitales, no quiso hablar ni pío, alegando que él no puede informar de estas cosas. Cuando le tocó hablar de Monedero, no estuvo tan fino...

Y con la nación estupefacta ante la extensión de la podredumbre, van la Sexta y El Confidencial y sacan otro papelito más de la montaña caribeña de papelitos que guardan en algún lado, demostrando que el ministro Soria firmó de su propio puño y letra la aceptación del cargo de secretario de UK Lines Ltd., ese cargo que menos de 24 horas antes volvió a asegurar no haber desempeñado jamás de los jamases. Tras divulgarse la firma, Soria optó por no acudir al Congreso, como había asegurado que haría, y dejó plantados a los diputados. Pánico, se llama la figura.

Uffffff. Vaya día. Para la gente decente del PP todo esto comienza a ser un espantoso e inmerecido calvario. De verdad que debe ser muy duro defender una ideología, unos principios, un programa, cuando al circo de uno no paran de crecerle los enanos.