Israel Castro, un joven chicharrero, escribió esta frase la mañana del pasado lunes: "Vivir del arte". Solo es una de las cientos de referencias de personas anónimas que cada día responden a la pregunta "Antes de morir quiero..." (en español e inglés). El "pie de romance" apareció el pasado 2 de mayo sobre fondo negro en un muro ubicado en el número 7 de la calle Valentín Sanz de Santa Cruz. En varias bolsitas cuelgan tizas, ya casi desgastadas por el uso, para la libre expresión. Ayer apenas había sitio. El "horror vacui" dominaba con toda clase de mensajes y en distintos idiomas.

La iniciativa la tuvo en 2011 la diseñadora norteamericana Candy Chang y se ha expandido por el mundo (375 paños en 6o países). La han traído aquí cuatro artistas anónimos, que forman el colectivo "No hay momentos vacíos", con la financiación de la Sociedad de Desarrollo.

Deseos, sueños, ilusiones, objetivos... Del amor a la política y de la filosofía a lo local. Cabe todo en el que fuera simple muro "descarnado" en la manzana de Imeldo Serís y Ángel Guimerá, muy cerca de la parada del tranvía del teatro. Hay permiso del dueño para seguir hasta que la idea "muera sola". Basta limpiar lo escrito y la pared vuelve a quedar impoluta a la espera de nuevas reflexiones.