El final de la temporada en Tercera División conlleva también el de la carrera en el arbitraje de Ariel Jorge González Sicilia, uno de los colegiados más destacados de las últimas décadas en el panorama futbolístico tinerfeño.

Ariel se despidió hace unas semanas en Las Zocas, con el agradable sabor del cariño con el que lo homenajearon los futbolistas. Es la siembra de una larga trayectoria que comenzó en la década de los 90, un día cualquiera, a sus 18 años, en un partido de alevines en Tasagaya, entre el Güímar y el Perú. Desde entonces González Sicilia ha dirigido 181 partidos en sus 15 temporadas en Tercera y ha adornado aún más su carrera con medio centenar de presencias como asistente de Segunda División B y en dos partidos de la Copa del Rey. Para Ariel, que participó en cuatro convocatorias para buscar el ascenso a la categoría de bronce, lo más importante para un árbitro canario es pitar un Tenerife-Las Palmas: "Yo lo hice en la primera edición de la Copa Mahou, en el Estadio Heliodoro".

Al cabo de tantos años y de una gran cantidad de partidos, se agolpan las anécdotas. En un partido en Los Príncipes, en Los Realejos, "los dos equipos jugaban a tirar el fuera de juego, y sus respectivos entrenadores les recriminaron a sus futbolistas que yo corriera más que ellos; entonces los jugadores me pidieron que no corriera tanto". Ariel no olvida un partido en Los Cristianos en el que "un jugador del Marino me dijo que si marcaba un gol me lo dedicaba, y cuando lo hizo vino hacía mí y yo salí corriendo hacía el medio campo".

"Llegué a tener el récord de ser el árbitro que más había descontado en un partido. Fue el San Miguel-Tenerife B, donde desconté 19 minutos, y es que hubo varios parones. El récord me lo quitó un colegiado balear". Pero más a gala tiene "un Laguna-Las Zocas donde los dos equipos se fueron al descanso sin que yo tuviera que pitar ni una sola falta.

Sicilia ha vivido también malos momentos. "En un Gomera-Marino, en el año 1998, un jugador del Gomera me empujó y me tiró al suelo. El partido se suspendió. Diez años después el jugador me vino a pedir disculpas". Se despide asegurando que "el arbitraje ha sido parte de mi vida".