Es cierto que Soria no abandonó la política porque le trincaran en un caso de corrupción. Tuvo que dejarlo porque mintió -a su partido y al país- sobre su participación en empresas off-shore. Tras conocerse -el mismo día del fracaso de la investidura de Rajoy- la intención del Gobierno en funciones de postular a Soria como uno de los 24 directores ejecutivos del Banco Mundial, con unas retribuciones anuales por encima del cuarto de millón de dólares. La propuesta, rechazada unánimemente por todos los demás partidos, ha sido defendida por el propio Rajoy y por su secretaria general, María Dolores de Cospedal, que define el nombramiento como una continuidad de su carrera profesional. Vaya... por lo que yo sabía la carrera profesional del señor Soria le llevó a ser técnico comercial del Estado y a administrar las empresas de su familia. El resto de la trayectoria del grancanario se ha desenvuelto -con bastante polémica siempre- en el ámbito de la política. La señora Cospedal debe creer que sacar una plaza de funcionario y administrar el patrimonio familiar abriendo cuentas en paraísos fiscales es motivo suficiente para acabar en el Banco Mundial, blindado y con un sueldazo, después de haber tenido que dimitir por mentirle al país y a ella misma. Claro que la señora Cospedal desvincula a Soria de los papeles de Panamá, como si este país careciera de memoria y aquí se nos hubiera olvidado todo lo que Soria dijo y todo lo que salió a la luz hasta que Soria se fue a purgar su mal comportamiento a Boston.

Pero de todas las declaraciones realizadas por la señora Cospedal, la más asombrosa es en la que asegura que la designación de Soria no es contraproducente para la imagen del PP ni pone en cuestión el pacto por la regeneración firmado con Ciudadanos. La señora Cospedal dice que ambas cosas -enchufar a Soria en el Banco Mundial y la voluntad del PP de pasar página a los escándalos y la corrupción- "no tienen nada que ver". Y que no conoce "ninguna acusación de corrupción contra Soria".

Es verdad que Soria no fue acusado por corrupción siendo ministro, pero su historia personal como político está jalonada por acusaciones, denuncias y escándalos. Por supuesto que no fue nunca condenado, aunque pasó por algún banquillo, y su carrera -la política- ha quedado trufada de ocasiones en las que él o su entorno se vieron implicados en situaciones poco honorables, la más famosa, el cohecho por el caso Salmón, del que logró escapar gracias a una argucia legal, pero hay más: el caso Jinámar o el caso Woermann, escándalos urbanísticos en Las Palmas; el caso eólico, que supuso el bloqueo de la instalación de aerogeneradores en Canarias; el caso chalet, vinculado al anterior (Soria estuvo viviendo de prestado durante 21 meses en una lujosa propiedad cedida por el empresario Javier Esquivel, beneficiario del caso eólico); el caso Isolux, la adjudicación de una potabilizadora a la oferta que quedó en noveno lugar; y el "affaire" con otra potabilizadora -Las Palmas I- en la que se invirtieron 75 millones de euros, en una tecnología de compresión por vapor inaplicable por su elevadísimo costo en combustible. Las Palmas I jamás dio ni un solo litro de agua, y acabó siendo vendida a un emirato árabe que la desguazó y se la llevó de Canarias. Cada uno de estos casos llenaron páginas de periódicos, y en todos ellos Soria hizo lo mismo que cuando los papeles de Panamá: olvidarse, tener fallos de memoria. Por no hablar de los asuntos que afectaron al PP grancanario durante su mandato...

No creo que la señora Cospedal lea la prensa de provincias. Pero para conocer el currículo de su banquero, no le vendría nada mal.