Parece que vamos a estar unos días más entretenidos con lo del Puerto de la Cruz y lo de Arico. No están muy por la labor ni el grupo municipal de Coalición en el Puerto, ni la alcaldesa de Arico, que se escuda tras su comité local, como debe ser. Mientras contamos los veinte días que se han dado de plazo los unos y los otros para demostrarse que la crisis de confianza con ribetes de culebrón de bajo presupuesto ya ha caducado, quizá sea bueno recordar que una de las cosas que más cabrearon a los socialistas la pasada semana, durante los días previos a la reunión que se supone desatascó la crisis el sábado último, fueron los nombramientos en la tele canaria.

Lavandera, portavoz socialista en tiempos de guerra, dijo entonces que los nombramientos demostraban la voluntad de mercadeo del PP y Coalición. Lo dijo mientras Asier Antona andaba reuniéndose con el PSOE, no sé si a mercadear o a hablar de los orígenes de la filosofía aristotélica. Es raro, porque Lavandera debería conocer el espíritu de la muy deficiente ley propuesta por el PSOE en las postrimerías de la pasada legislatura paulina, cuando los socialistas querían cobrársela a Willy convirtiendo la dirección de la tele en una función decorativa. Al final, con la que estaba cayéndole a Willy por sus trapisondas (de las que ahora da cuenta en los tribunales), ni Rivero salió a defenderle, y el Parlamento nombró un nuevo consejo que funciona con una ley cuyo objetivo era que Willy no pudiera hacer nada. Fue el PSOE quien parió este sistema. Si en el PSOE anduvieran más pendientes de la tele, quizá se habrían dado cuenta hace meses de que María Lorenzo, su "representante", hace tiempo que rompió todos los puentes con Santiago Negrín y la buena señora no se entera de lo que pasa en el Consejo, al que tampoco es que vaya mucho. En la reunión en la que se produjeron los nombramientos no estuvo, probablemente para poder recurrirlos luego alegando falta de quórum. Aunque conocía las propuestas de nombramiento, porque en el mundillo de la tele y los medios se saben desde hace dos meses.

Los cambios oficializados a principios de la semana pasada, y presentados por el PSOE como "mercadeo", parecen responder a criterios técnicos. Uno de los cesados -Roberto González- lo fue a petición propia, y tanto él como Leticia Martín, que deja los servicios informativos de la radio, siguen en el Ente. A González le sustituye su hasta ahora adjunta, Nieves Rocha, y a Martín el periodista Carlos Domínguez. Los otros dos nombramientos no afectan a los informativos. Uno es para cubrir la dirección corporativa vacante con Heriberto Monzón, exgerente de Toyota sin filiación política alguna. El otro crea una dirección de nuevos proyectos -para gestionar la nueva programación, ahora que va a haberla- en la que entra César Sar, un periodista viajado -creo que anda ahora por Irán- con dos décadas de experiencia en televisión local.

Es verdad que los nombramientos solo contaron con los votos de Negrín y Alberto Padrón, pero -en ausencia de la "outsider" Lorenzo, entregada a su obsesiva guerrilla personal con Negrín-, eso es lo que ocurre en el Consejo desde hace meses, sin que nadie le ponga remedio. Que a lo mejor va siendo hora.