Sin acabar de cerrarse las heridas del desencuentro municipal en el pacto de Gobierno, una nueva brecha ha venido a sumarse al deterioro creciente de las relaciones entre el PSOE y Coalición. El abandono de los consejeros del PSOE del último Consejo, por desacuerdo con el reparto del Fdcan, certifica la extraordinaria tensión que afronta el pacto en estos momentos. Al margen de lo afortunado o no de su coreografía, la decisión socialista pone sobre la mesa la existencia de problemas no solo en el pacto, y no solo por conflictos municipales, sino también en el Gobierno y por asuntos que no tienen nada que ver con la inquina tradicional entre fuerzas políticas y personajes de su padre y de su madre que se odian con recíproco tesón en esos pueblos. Esta vez es diferente. El desacuerdo se produce en el Consejo de Gobierno, no en sus alrededores.

No es la primera vez que el PSOE se siente agredido por la forma en que se toman las decisiones económicas en el gabinete de Clavijo. Ocurrió con la denuncia del exceso de gasto sanitario, y con el adelanto del cierre del ejercicio presupuestario y con la información sobre los presupuestos y ahora también con la aplicación de las reglas de la triple paridad (un sistema ideado en el año 82 para el equilibrio interinsular de la representación parlamentaria, muy cuestionado en Gran Canaria) a un reparto de dineros. El PSOE canario no se entiende con la consejera de Hacienda, secretaria de organización de Coalición en Tenerife, muy activa y beligerante en la mesa del pacto, e identificada como negociadora en la afrenta de Granadilla que disparó las tensiones. En el repacto -la renovación del pacto suscrita hace apenas un mes- se pidió la creación de mecanismos para que la información de Hacienda fuera conocida por los consejeros socialistas, mecanismos que todavía no se han puesto en marcha... La ausencia de transparencia en Hacienda y la incapacidad de Coalición para hacer cumplir en Puerto de la Cruz y Arico han disparado las tensiones, que se materializan coincidiendo con el nombramiento del hombre fuerte del Sur de Tenerife, el alcalde Rodríguez Fraga, como presidente de una gestora socialista que -por su composición- parece nombrada por Ferraz para reforzar a Patricia Hernández.

Es en ese contexto en el que se produce esta espantada del Consejo, que algunos presentan ya como el final del Gobierno de Clavijo con los socialistas. No es aún el caso, pero la tensión coloca al ejecutivo regional -cuando aún está pendiente aprobar los presupuestos de 2017- en un momento singularmente difícil que -como fruto de la desafección y desconfianza creciente entre socialistas y nacionalistas- podría derivar en cualquier resultado imprevisto o indeseado, desde una crisis de Gobierno a una moción de censura contra Clavijo.

Mejor no adelantar acontecimientos y esperar a ver qué ocurre.

Pero nunca antes esto había estado tan raro y tan feo.