Punto: lo dijo ayer Asier Antona, nada más ser consultado por los periodistas: "Se veía venir". Después de cinco meses de desavenencias, desconfianzas y trapisondas mutuas... ¿cómo no verlo? La inflexión fue la historieta de aquella moción de censura que no contaba con los votos suficientes para cazar la piel del oso, pero igualmente fue vendida desde siete portadas con una fecha límite: ayer, día 23. No sé cómo Clavijo aguantará lo que se le viene ahora encima, pero sí sé que su buen rollito implacable da miedo...

En este juego de trileros y cortesanos que es la política, pierden casi siempre los que más gritan: por si las dudas, ahí está el ejemplo reciente de Bento-bis, que ha llevado al desastre a la disidencia pepera. Ahora no está muy claro quién gritará por el socialismo en Canarias, quién llorará por su derrota y explicará las maldades del Gobierno post-PSOE. Pero me temo que no será doña Patricia Hernández, a la que los linchadores profesionales de su propio partido y sus escuderos mediáticos ya le están preparado la cama y sumando las facturas a cobrar. Pero ella sigue a lo suyo: si ayer dejó de defender con uñas y dientes su continuidad en el Gobierno, fue porque piensa que seguir destruiría sus posibilidades de ser secretaria general. Desde Gran Canaria le advirtieron que los consejeros no iban a acompañarla en su rendición, después de haberlos embarcado -a algunos con ganas ningunas- en sus peleas de salón. Nunca sabremos si era cierto, pero ella lo creyó. Los tres consejeros cesados vuelven al tajo, son gente de currículo probado, vivirán mucho mejor fuera del Gobierno que dentro. Morera cobrará casi el doble. Y le quedaban seis meses si quería volver a operar, que por supuesto que quería. A Afonso, que no militaba en el PSOE cuando lo ficharon, se le estaba agostando por minutos el seny ranillero, y a la Chacón, esa fuerza desatada de la naturaleza (qué gran consejera habría sido en una situación distinta), el cuerpo le pedía hace meses dejar de aguantar impertinencias. Se han ido los tres con ganas. Pero Patricia Hernández no. Ella se va por estrategia, pero está dividida porque quería seguir: lloró dos veces en la última reunión de la gestora, cuando hicieron el paripé de reconocerle la capacidad de decidir, pero con la hoja de ruta marcada en tinta indeleble por los que puso en la gestora para arroparla. Peleará ahora por ser la portavoza del grupo parlamentario frente a la conejera Corujo, y probablemente perderá también en eso. Los mismos que le vendieron la censura la venden ahora a ella. La política es así: los que pierden no escriben ni su propia historia. Y la gran derrotada de esta comedia bufa es Patricia Hernández. Aunque ella crea que la ha dirigido.

Y aparte: ahora les toca a los de Clavijo aguantar hasta mayo en solitario, con un PSOE muy enfadado enfrente. Y eso es tener cintura con los otros, dejar que te cuelen enmiendas, entenderse con los medianeros tanto como con los dueños de la finca y colocar a algún independiente a hacer el trabajo que no asume hacer públicamente el PP. Después de mayo, si hay elecciones, el PP entrará con fuerza en el Gobierno. Y si no las hay, llegarán los congresos y las cosas se verán de otra manera. Quizá mejoren, o quizá sigan igual, pero todo lo que ha ocurrido estos cinco meses ha sido puro dislate, una cadena de errores, una vergüenza.