Es una pesa normal, como la de tantas otras farmacias: de estilo moderno, digital y hasta capaz de medir la presión arterial. Ahora bien, funciona con pesetas. Para ser precisos, con dos monedas de cinco duros, las del agujerito. El ritual suele ser siempre el mismo. El cliente llega, se extraña, pregunta y le explican que sí; que, por raro que parezca, solo se puede usar con la recordada moneda. Entonces entrega 30 céntimos de euro y le devuelven dos monedas de 25 pesetas.

Esta singular historia se produce en la farmacia lagunera de la calle Cabrera Pinto, cerca de la plaza del Cristo. Su propietario, Jaime Fernández Rodríguez, compró la báscula en las postrimerías de la peseta y optó por no cambiarle el dispositivo del dinero. Desde el establecimiento reconocen que más de un usuario se muestra "muy sorprendido" y que hasta hay quienes aprovechan esos segundos de vuelta al pasado para realizar alguna apostilla del tipo "qué bien nos iba con esta moneda". Otra cosa es el resultado; porque esta peculiar pesa no es capaz de quitar ni un "kilito"...