A la mayor parte de la gente el sistema electoral se la trae directamente al fresco. Pero es un asunto de extrema importancia. Por ejemplo, con un sistema electoral más moderno que el que se aplica en Estados Unidos, Trump no sería presidente. Sacó tres millones de votos menos que Clinton. Es la aplicación de un sistema electoral creado cuando aún existía el telégrafo, por lo que Trump tiene hoy al planeta en vilo.

En Canarias el sistema electoral fue aprobado por las Cortes generales -como una disposición transitoria del Estatuto de Autonomía- en agosto de 1982. Tiene ya 35 años, y aunque fue levemente retocado para evitar el auge de los insularismos, se ha quedado viejo. Es un sistema de equilibrios territoriales, propio de un archipiélago en el que la desconfianza entre las islas capitalinas y entre ellas y las menores ha dado lugar a algo que llamamos "el pleito insular". Cuando la UCD canaria forzó la aprobación del sistema de triple paridad, algunos defendimos la existencia de una única lista regional. Fue imposible entonces y es todavía imposible hoy, a pesar de que ese es el único sistema que garantiza que los votos de todos los canarios tengan el mismo valor. En todos los demás sistemas que se inventen, el voto de un herreño o un gomero seguirá teniendo muchísimo más valor que el de un tinerfeño o un grancanario. Siempre será así, porque un sistema en el que El Hierro tuviera tres diputados, para ser proporcional requeriría un Parlamento no con diez veces más diputados que ahora, como pretenden nuestros políticos... ¡Con 600! ¡Con diez veces más diputados!

Por desgracia, la política falsea el verdadero problema, que no es el de la proporcionalidad. No existen sistemas de más de una circunscripción que sean realmente proporcionales. Eso es mentira, es la gran mentira que nos contamos estos días. Y, sin embargo, sí hay sistemas no proporcionales que funcionan bien y crean democracia porque son muy representativos: el País Vasco, por ejemplo, tiene tres circunscripciones muy diversamente pobladas, en las que las tres eligen cada una veinticinco diputados. Al garantizar la representación de todas las ideologías en cada territorio, se garantiza la democracia.

En Canarias creemos que la democracia va a mejorar sustancialmente bajando los topes y haciendo una lista regional de diez diputados. Eso es falso. Está bien, menos es nada, pero es pura cosmética. La democracia quedará garantizada solo cuando en las islas menores los resultados sean parecidos a lo que sucede en las mayores, donde el voto es más representativo. Para eso se precisa elegir al menos cinco diputados por isla. Parece un disparate, pero lo que es un disparate realmente es creer que las modificaciones que van a hacerse producirán grandes cambios. Eso no va a ocurrir. Hasta Coalición acepta ya los cambios, porque ha descubierto que las cosas seguirán más o menos igual. Ocurre que las tres cuartas partes de los votantes creen que es el sistema electoral el que hace que gobierne Coalición. Y no es así. El sistema es injusto y permite a Coalición obtener algún diputado más (antes se lo permitía también al PSOE, con Curbelo), pero si Coalición gobierna sin mayoría, no es por el sistema electoral, sino porque el PP y el PSOE prefieren gobernar con Coalición a pactar entre ellos. Si las cosas cambian en las próximas elecciones, no será por los cambios que se han propuesto al sistema, sino porque hoy hay más partidos en juego y más opciones para formar gobierno...