El Arona Tenerife Sur se ganó el derecho de competir la próxima temporada, por primera vez, en la Superliga Femenina. Con su triunfo en la cancha del CV Madrid, el sábado, alcanzó ese objetivo a falta de una jornada para el cierre de la fase final. Pero no es seguro que vaya a dar ese paso.

La directiva del club, presidida por Jaime Fernández Barros, no pondrá en riesgo la estabilidad del Arona entrando en gastos que probablemente no podrá asumir, principalmente por lo que generará el aumento de los viajes a la Península, pero también por el incremento de la inscripción en la máxima categoría nacional. La experiencia en la campaña que está a punto de finalizar es suficiente para tener esa precaución, ya que el Arona, que cuenta también con un equipo masculino en la Superliga 2, no ha percibido ni un solo euro de las ayudas que le corresponden por parte del Gobierno de Canarias. Y tampoco tiene la garantía de un calendario de pagos fiable con vistas al próximo ejercicio. De momento, el Ayuntamiento de Arona sí ha cumplido con una cantidad que no cubre ni la décima parte del total de gastos en viajes de las dos plantillas principales. Pero ni siquiera la voluntad municipal de apostar por el proyecto en la Superliga Femenina es un aval para completar el éxito deportivo logrado por el equipo que entrena Gabriel Navarro con el visto bueno del club al ascenso. Fernández Barros no se rinde. Sabe que subir de categoría podría ser inviable, pero también sostiene que las instituciones pueden poner de su parte.