El Real Club Náutico de Tenerife (RCNT) ha tenido la suerte de disfrutar este fin de semana del Clínic de la Academia Bardou-Sosa. Salvador Sosa y Antonio Sáez, en base a su dilatada experiencia en el tenis, han viajado a la isla para "motivar e ilusionar" como dijo el primero. Se trabajó en dos intensos días con 50 niños y 20 adultos.

"Se trata de saber cómo estás y dar soluciones. El que quiere aprender nunca termina de hacerlo", comenta Sosa, añadiendo Sáez que "también hemos venido a aclarar dudas que los padres puedan tener. Los padres son unos colaboradores necesarios en la formación".

Los progenitores en los tiempos que corren resultan una figura clave y para estos dos entrenadores su misión también es dirigirse a ellos. "Los padres deben diferenciar entre juego y deporte", apunta Sáez.

"Existe una competitividad mal entendida. Los clubes y sus entrenadores deben reconducir todo esto. El deporte es saber ganar y saber perder. La deportividad debe estar en el centro de todo", indica Sosa.

"Los jóvenes de ahora no son los de antes. Ni mejores ni peores, la diferencia radica en cómo se afrontan las cosas", añade Sáez.

En la formación de los niños y jóvenes la cuestión muchas veces es cuándo dar el salto a la Península para seguir progresando. Antonio Sáez indica al respecto que "en el momento de salir de Canarias e ir a Barcelona, que es el centro neurálgico del tenis en Europa, se debe valorar todo: lugar de entrenamiento, lugar de estudios, residencia... Esto es lo más importante, más que el irse o no irse".

Desde la experiencia de estas dos figuras, en el juego lo que más ha cambiado en las últimas décadas es "la raqueta, su material lo ha modificado todo. Hemos pasado de raquetas de madera de 300 gramos a raquetas más ligeras y con más zona de impacto, pero en lo esencial el jugador es el mismo. Los buenos se parecen en que todos tienen una obsesión por controlarlo todo. Viven para el tenis. Ese es el secreto, el valor humano", cuenta Salvador Sosa.

La diferencia entre los mejores del circuito y el resto radica en "saber gestionar las emociones en base al tenis que jugaron en la etapa de formación, por su experiencia. Uno es aquello para lo que se ha preparado", apostilla Sosa.