Apenas unas horas antes de que Asier Antona anunciara la intención de su partido de incorporarse al Gobierno de Canarias, el presidente Clavijo había confirmado su disposición a un inmediato acuerdo de Gobierno con el Partido Popular si este llegaba a producirse, como efectivamente ocurrió a última hora de la tarde del miércoles. El anuncio de Antona se produjo inmediatamente después de la aprobación de los presupuestos, cumpliéndose casi milimétricamente las previsiones: Rajoy mantuvo la indefinición sobre el formato a seguir en el apoyo pactado con Clavijo, hasta tener las cuentas aprobadas. Antona, en Madrid durante el debate, recibió el "nihil obstat" para el inicio de las negociaciones, hizo llegar el recado donde tenía que hacerlo y lo aireó en los medios. Ahora será refrendado por la dirección canaria del PP, se negociará con Coalición y -si todo va bien- tendremos nuevo gobierno tras el regreso del viaje de Clavijo a territorio Trump. Antes de concluir el mes de junio debería estar constituido.

El anuncio de Antona rompe con las expectativas de mucho en Coalición: en los últimos días, y como un resultado imprevisto de la victoria de Sánchez en las primarias, en Coalición se fantaseaba con la opción de mantener el gobierno regional en minoría en lo que resta de legislatura. Se presupone que el liderazgo de Sánchez neutralizará las opciones de Patricia Hernández para acceder a la secretaría general del PSOE y seguir manteniendo el cerrado acoso parlamentario al que hoy somete al Gobierno de Clavijo, del que hasta hace no mucho Hernández formaba parte. Se creía posible que la apertura de una etapa nueva en el PSOE redujera la tensión y virulencia que hoy se vive en el Parlamento e hiciera más cómodo el trabajo del Gobierno.

El anuncio de Antona deshace las ilusiones nacionalistas de apoyo gratuito del PP a la continuidad del gobierno Clavijo: por delante quedan aún dos años de legislatura muy complicada, dos presupuestos que hay que aprobar, leyes como la del Suelo y la de Asuntos Sociales, el REF, la financiación y las reformas del Estatuto y del sistema electoral. Además, Noemí Santana ha anunciado que estudia la presentación de una censura contra Clavijo clónica a la de Pablo Iglesias contra Rajoy. Enfrentarse a todo eso desde la debilidad de un Gobierno en minoría convertiría la legislatura en invivible.

En el PP lo saben, y van a apretar: la negociación no afectará a las corporaciones locales (el PP no quiere desestabilizar los gobiernos insulares y municipales), pero será dura y se hará con toda la rapidez posible, con sólo un mes de plazo para concluirla: Canarias lleva desde hace más de un año instalada en una crisis recurrente de su principal institución ejecutiva desde que las cosas empezaron a torcerse entre Hernández y Clavijo. El PP quiere evitar la percepción de que su incorporación al ejecutivo será más de lo mismo. De hecho, hay quien plantea un pacto más allá de esta legislatura, un pacto por seis años o una década, y además, el pacto entre el PP y Coalición precisa del concurso de los diputados de Curbelo, lo que implica asumir las peticiones del gomero, partidario de incorporar también algún cargo en el Gobierno.

Antona ha fijado un plazo muy corto, pero más que suficiente para elaborar un plan de gobierno que responderá a las siete propuestas ya presentadas, y para ponerse de acuerdo en el reparto de funciones y competencias. Habrá sus tiras y aflojas, eso es inevitable. Pero lo deseable es que no volvamos a montar el circo de tres pistas que durante medio año supuso la ruptura con el PSOE.