Las situaciones de monopolio son indeseables. Por definición. Desde la quiebra de Islas Airways (una compañía artificialmente sobredimensionada, con discutibles apoyos políticos y además muy mal gestionada), Binter Canarias ha mantenido el monopolio de hecho en el transporte aéreo interinsular de pasajeros. Es verdad que Binter Canarias es una gran compañía, una empresa puntera, bien organizada y con altos niveles de satisfacción por parte de sus usuarios. Además, cumple escrupulosamente las obligaciones de servicio público, no ha sido jamás acusada de hacer trampas con las subvenciones a la residencia y no ha modificado al alza sus tarifas interinsulares, desde que se fijó la última tarifa de referencia en el año 2013. Pero además de todo eso, Binter es también un extraordinario negocio. Un negocio iniciado con dinero público, que fue privatizado en una operación con más sombras que luces, y que ha acabado por monopolizar el mercado. Su capacidad como empresa, la buena gestión de sus directivos y la ocupación prácticamente absoluta del mercado la han convertido en una empresa extraordinariamente rentable. Una empresa que ya está en negociaciones para comprar tres aeronaves más que cubrirán la demanda de viajes que -según esperan en la compañía- supondrá el aumento de la subvención a la residencia. Con el 75 por ciento de la tarifa cubierta por subvenciones, el billete sufriría una reducción de precio que -en las ofertas más económicas- podría suponer para el consumidor poder volar de Tenerife a Gran Canaria (o viceversa) por una cifra inferior a los dos dígitos. Volar en avión de una isla a otra puede llegar a ser más barato que moverse del norte al sur de la isla en guagua. Que eso ocurriera manteniendo el actual régimen de monopolio sería un absurdo.

Por eso es una magnífica noticia que la compañía Air Europa Express (una regional subsidiaria de la división aeronáutica del "holding" Globalia) comience a operar este mismo verano en Canarias, en todas las islas menos La Gomera. La compañía ya ha cerrado los acuerdos de "handling", y la decisión será anunciada formalmente el martes de la próxima semana. La compañía operará 64 vuelos interinsulares, en horarios entre las siete de la mañana y las diez de la noche, cubiertos por cinco aeronaves.

Air Europa lleva casi veinte años definiendo su apuesta por una aerolínea regional: después de dos intentos que no cuajaron, Globalia compró a finales de 2015 Aeronova, y la transformó en Air Europa Express, que comenzó a operar en enero del año pasado. Desde entonces, Globalia -que arrancó la nueva compañía con vuelos entre Madrid y Valencia y Valencia y Baleares- ha ido traspasando todas las rutas regionales de Air Europa a esta filial, junto a parte de su flota de Embraer E-190 y 200R. Pero es la primera vez que la aerolínea se instala en un territorio en el que no operaba vuelos locales -interinsulares en este caso-, con un proyecto de tanta envergadura que implica la incorporación de cuatro ATR 72-500, ya comprados, cuya entrega comenzará a producirse a partir de septiembre de este año. Se sumarán al ATR del que ya dispone la compañía.

Por la dimensión de la apuesta, parece claro que no se trata de un ensayo, sino de una decisión clara de romper el monopolio actual y disputarle el mercado y el negocio a Binter Canarias. Ahora lo que hay que esperar es que la competencia implique realmente la llegada de más rutas, más opciones y un mejor servicio.