El próximo 26 de diciembre se cumplirán tres años del fallecimiento de José Manuel Lis Armas, el alma de Miss Peggy. Desde ayer, el "rostro de última mascarita" de la fiesta vivirá en la Casa del Carnaval, gracias a la generosidad de Antonio Miguel Suárez, más conocido como Toni.

Toni, junto a Tito, eran algunos de los amigos inseparables de José Manuel. Se conocieron en 1984. Por Carnaval, como no podía ser de otra forma. Toni tenía el grupo cómico-coreográfico Sexi Band, donde los varones se vestían de chicas y las féminas de hombres. Comenzaron una gran amistad, hasta el punto de que José Manuel le confió a Toni la única careta que salvó de la criba que hizo a martillazos, unos trajes y fotografías de su Carnaval. El "alma de Peggy" se las confió con una condición: "Guárdala por si algún día hacen un museo de Carnaval".

Días atrás, Toni se encontró con un amigo de las comparsas: Juanjo Monzón, hijo del padre de esta modalidad en Canarias, quien demostró ser uno de los mejores embajadores de la Casa de la Fiesta, pues en la conversación con Toni le contó que había donado cosas de su progenitor, y saltó la sorpresa cuando su interlocutor le respondió: "Pues yo tengo varias cosas de Peggy", a lo que Monzón le animó a entregarlo para engrandecer el patrimonio.

Juanjo llamó a Fiestas y facilitó que Javier Caraballero gestionara desde la Casa del Carnaval la donación a través del contacto personal con Toni. En un primer contacto cedió el collar, la pulsera, los guantes y un bolso. Así se expuso el pasado miércoles, inauguración oficial. En el mediodía de ayer, primer día de la apertura al público, Toni se plantó en Fiestas con una caja de regalo. Preguntó por Caraballero, quien lo recibió con la concejala Gladis de León. Tras romper el papel, no se lo creían: en el interior, la careta de Peggy, una de las piezas más anheladas del Carnaval que ya se daban por perdidas. Desde ayer, Peggy descansa en la Casa que anheló y su recuerdo vive gracias a Toni, albacea de su memoria, memoria de Carnaval.