Noemí Santana, flamante secretaria general de Podemos en Canarias, gracias al diez por ciento de los votos de la organización más participativa, circular y abierta del planeta mundo, se ha estrenado amenazando con romper el acuerdo de gobierno firmado en mayo de 2015 entre el PSOE, Nueva Canarias y la confluencia podemita que se presentó a las municipales en Las Palmas de Gran Canaria. Al parecer, según ha contado ella misma, Pablo Iglesias la llamó por teléfono para pedirle que se rompiera el acuerdo si Pedro Quevedo (que además de diputado 175 y medio es uno de los concejales que sostienen la alcaldía de Augusto Hidalgo) se abstiene o vota a favor en el debate sobre el techo de gasto de 2018 en el Congreso. Después de recibir la llamada directa y nada circular de don Pablo, Noemí Santana ha asegurado que "no podemos seguir permitiendo que un socio nuestro siga siendo el sustento de un gobierno corrupto y austericida como el de Rajoy y Montoro", por lo que si Quevedo se posiciona con la propuesta de Montoro, una de dos: o Quevedo y Nueva Canarias se van y dejan el Gobierno municipal de Las Palmas en minoría, o se van los cuatro concejales de Podemos que se presentaron en las listas de la confluencia y dejan el Gobierno municipal en minoría. Santana explica que dado que "el PSOE no hace nada para evitar que sea un socio suyo" quien sostenga a Rajoy, "nos toca a nosotros advertirle de las consecuencias de su voto". Una estrategia de lujo para favorecer entendimientos en la izquierda.

Lo mejor del asunto es que toda esta amenaza va al margen de la decisión del ministro de Hacienda, conocida el miércoles, de elevar el objetivo de déficit autonómico para 2018. El Consejo de Ministros aprobó el viernes que las comunidades rebajaran su déficit público del 0,7 por ciento previsto para 2017 al 0,3 en 2018. Pero en una decisión sin precedentes, Hacienda anunció el miércoles su decisión de suavizar ese límite, que pasará al 0,4 en 2018, y al 0,1 en 2019. Hacienda ha convocado para mañana un nuevo Consejo de Política Fiscal y Financiera, para comunicar a las regiones -como es legalmente preceptivo- los objetivos de déficit antes de ser aprobados por el Consejo de Ministros. El Gobierno Rajoy confiaba en lograr que las comunidades del PSOE se sumen hoy a la nueva propuesta, que supone más capacidad de gasto para ellas. Y Pedro Sánchez parece estar dispuesto a tolerarlo.

Pero ocurra lo que ocurra con el déficit y las negociaciones del techo de gasto (ese es un asunto importante, porque el déficit que se permita a las comunidades va a obligar a recortar del de la Seguridad Social), lo que nos ocupa hoy es la forma en que desde Podemos y su portavoz aquí, la señora Santana, se entiende la política. Supeditar a instrucciones de política nacional la continuidad de un acuerdo municipal que funciona (al menos a juicio de quienes lo suscribieron) es una práctica básicamente perversa, que unida a las amenazas y descalificaciones puede llegar incluso a tener connotaciones mafiosas. Podemos entiende la política como una práctica continuada de chantaje. Los círculos y las bases no pintan un carajo en la toma de decisiones. Son Pablo Iglesias y su teléfono quienes dirigen la política de Podemos hasta el último rincón. El vicealcalde de Las Palmas -un hombre de Podemos- ha dejado claro que él no va a jugar a ese juego perverso. Otro que acabará tirando la toalla.