Aquí todo el mundo revisa sus estrategias: tenemos al flamante secretario general del PSOE canario, Ángel Víctor Torres. Nos dijo hasta el día previo a las primarias que lo de ser candidato presidencial no estaba en juego. Y un par de días después del recuento nos dijo que si se lo piden los afiliados, y le parece bien a la dirección, y se dan las condiciones (y el pueblo lo apoya, la banca lo financia, el ejército lo defiende y la iglesia lo bendice), no tendrá inconveniente alguno en aceptar tal honor. El candidato presidencial de Pedro Sánchez, Héctor Gómez Hernández, flamante secretario federal de política internacional del PSOE, debe de estar haciéndose cruces...

También Antona revisa su carnet de baile: ahora quiere bailar con la oposición y demostrar que se puede votar contra el Gobierno en el ochenta por ciento de los casos, sin que ocurra nada. No pudo hacerlo en la Ley de Crédito Extraordinario, y ha elegido para estrenarse un tanguillo agarrado con Román Rodríguez, que tiene el hombre su punto de galán porteño. El tango va de la caza y desollado de Santiago Negrín, personaje propicio para el escalpelo, que Román Rodríguez quiere disecar (siempre hay algún taxidermista haciendo méritos por la tele) para ofrecérselo como regalo a los dueños de Videoreport. Sin Negrín no habrá concurso y los millones de la tele se renovarían mes a mes con los actuales adjudicatarios. Una peleíta empresarial a la que Román ha logrado sumar en firme a Podemos y el PP. El PSOE se abstuvo de acudir a la reunión de la semana pasada en la que se preparaba el desollado, pero Lavandera llamó por teléfono. Fue el día después de las Primarias, y Lavandera -que trabajó el voto de Patricia Hernández en Fuerteventura- debía estar contando los días que faltan para que llegue el Congreso del PSOE canario y los exámenes de septiembre.

Otro que revisa estrategias es Clavijo: fracasada la negociación con Antona, y con Patricia Hernández más bien fuera de juego en el PSOE, Clavijo ajusta su gobierno y juega ahora con las dos barajas al mismo tiempo, la roja y la azul. Con la roja, amorosa los acuerdos municipales -ayuntamientos y cabildos- suscritos con los socialistas. Ha felicitado al ganador de las primarias, y (probablemente) le haya recordado que él firmó un acuerdo con Pedro Sánchez que Patricia Hernández se cargó cuando sus asesores le dijeron que tenía la presidencia del Gobierno al alcance de la imposible moción de censura que llenó de Photoshop las portadas del decano.

Con la baraja azul juega Clavijo en San Jerónimo el solitario de Ana Oramas, que consiste en recordarle a Rajoy que la diputada que apoya la estabilidad de su Gobierno es del sindicato "quid pro quo", o dicho en cristiano: que donde las dan las toman. Oramas es el voto 175 si apoya al Gobierno, y el 176 si apoya a la oposición. Personalmente, creo que Oramas sufriría un retortijón mortal de necesidad si se viera obligada a apoyar cualquier iniciativa en la que intervenga Podemos. Pero a su señoría la hemos visto votar con los independentistas catalanes sin que se le moviera un rizo de su rubia cabellera.