No faltaron a la cita, como tampoco lo hicieron cuando el oficio de lechera era una necesidad, un gesto de supervivencia. Desde Valle Jiménez a Santa Cruz -o viceversa-, un grupo de mujeres, algunas descendientes de las antiguas lecheras, volvieron a recordar este fin de semana los sacrificios de una labor ya extinguida, pero siempre recordada por el hambre que contribuyó a mitigar.

El homenaje, impulsado por Montañeros de Nivaria, no es más -ni menos- que un recuerdo al tiempo que vivieron los abuelos y abuelas de las que hoy se aferran a ese pasado no tan lejano. Un intento de recuperar la memoria de los mayores y de conocer las enormes dificultades que tuvieron que soportar para sobrevivir después de la Guerra Civil.