El que fue uno de los miradores "bandera" del Cabildo de Tenerife, el Lomo Molino, en el El Tanque, es hoy en día un viejo recuerdo de lo que supuso para el municipio norteño tener una infraestructura modélica durante años.

Así lo denuncian vecinos del pueblo que ven cómo la falta de mantenimiento de las instalaciones, incluido el restaurante que corona el mirador, ha provocado la desafectación de los residentes de la zona por el espacio y el rechazo generalizado de visitantes de toda la isla ante el deplorable estado en el que se encuentran las mismas.

La carretera que conecta el casco del municipio y Tierra del Trigo (TF-423) es la puerta de entrada al aparcamiento del mirador, que está muy bien señalizado, eso sí. No obstante, ya en el aparcamiento se nota cierto abandono tanto en el parque con módulos para mayores como en el acceso a las escaleras y la rampa, que tiene al aire todos los hierros porque el cemento está levantado. Esos hierros son un peligro para los turistas, que generalmente van en cholas.

Ya en la corona, la cubierta del restaurante deja mucho que desear dejando a la vista la tela impermeabilizadora, aunque lo que también llama la atención es el vallado anexo a esta entrada al propio mirador, que está completamente oxidada y con agujeros. Las vistas de la Caleta de Interián y el casco de Garachico hacen olvidar un poco los problemas, pero en el lado en donde se divisa Garachico, la escalera ya casi no existe. "Lamentable", según los vecinos, que piden la rehabilitación total de una de sus señas de identidad.